Todos los miembros del equipo de recopilación de datos deben seleccionarse cuidadosamente y recibir una formación relevante y suficiente, además de apoyo continuo. En la mayor parte de las investigaciones sobre VCMN, al preguntar sobre experiencias individuales de violencia, debería coincidir el género de los trabajadores sobre el terreno y los entrevistados; es decir, las trabajadoras deberían entrevistar a las mujeres y los trabajadores a los hombres.
Composición - Se debe considerar cuidadosamente la composición de los miembros del equipo de recopilación de datos (entre otros, su sexo, desglose racial, niveles de alfabetización, capacidades idiomáticas, etc.). Es particularmente importante considerar cómo afectan las dinámicas del conflicto a la elaboración del equipo de recopilación de datos. Por ejemplo, el diseño del equipo debe tener en cuenta las comunidades asociadas con cualquiera de los bandos de un conflicto, qué comunidades están representadas en la población desplazada y qué partes no están asociadas al conflicto y se consideran neutrales. El equipo final debe reflejar la población afectada sobre la que está recopilando datos lo mejor posible en cuanto a sexo, raza, idioma, etc. Como alternativa, si no es posible que los recopiladores de datos sean similares a los grupos poblacionales afectados (tal vez debido al analfabetismo, educación limitada o a que hay muchos roces con los grupos afectados), se deben realizar todos los esfuerzos posibles para averiguar qué grupo se puede considerar neutral (The Global Women’s Institute, 2018).
En zonas de conflicto y posconflicto con una alta prevalencia de VCMN, los encuestadores de la zona podrían ser víctimas o responsables de la violencia. Se deben tomar todas las precauciones necesarias para garantizar que los encuestadores no son en realidad responsables de la violencia. Se deben seleccionar cuidadosamente para minimizar las consecuencias imprevistas y mitigar los riesgos potenciales.[1]
Formación - Deberían realizarse pruebas piloto con los cuestionarios y deberían ser realizados por trabajadores sobre el terreno formados y sensibilizados. Los temas de formación deben incluir una buena introducción sobre la violencia contra mujeres y niñas, se le debe dedicar tiempo a que los encuestadores traten sus propios sesgos y estereotipos o experiencias de abuso y se debe dedicar una sesión a la forma de garantizar la seguridad, confidencialidad y privacidad de las encuestadas. Minimice la angustia de los participantes formando a los encuestadores sobre cómo hacer preguntas colaborando y sin juzgar, escuchar de forma empática, gestionar la angustia y finalizar todas las entrevistas con un tono positivo. Además, se debe formar a los recopiladores de datos para que expliquen el objetivo de la investigación a las participantes (lo que les permitirá tomar una decisión informada sobre si quieren participar o no).
[1] GWI y OMS. 3-4 Feb 2015. Realización de encuestas de población sobre violencia de género en contextos humanitarios y de conflicto. Reunión del grupo de expertos. Washington D. C.