En las áreas donde el estado está ausente o tiene menos legitimidad, muchas comunidades crean sus propios mecanismos para impartir justicia. No obstante, para todo mecanismo de justicia que trata con la violencia contra las mujeres, detener a la violencia, proteger a la seguridad de la víctima y asegurar la responsabilidad del infractor deben ser siempre las principales prioridades. Los mecanismos de justicia informal deben ser examinados a fondo porque pueden estar basados en creencias tradicionales o religiosas que se resisten a los derechos de la mujer. O, pueden no incluir disposiciones para sancionar a la violencia contra las mujeres debido a la creencia de que tal violencia es un asunto privado (ONU Mujeres, 2011). Muchas personas usan a los mecanismos informales existentes porque tienen importantes componentes culturales o tradicionales; pero esos mismos componentes culturales pueden estar basados en opiniones discriminatorias, tales como interpretaciones de identidad religiosa o étnica que discriminan en contra de la mujer o pueden perpetuar la discriminación haciendo caso omiso a los objetivos de harmonía social (ONU Mujeres, 2011). La innovación dentro de estos mecanismos para retener a los componentes culturales críticos al mismo tiempo que se establecen nuevos componentes que respetan y promueven los derechos de las mujeres, puede ofrecer importantes ganancias, especialmente si las líderes mujeres de la comunidad y los proveedores locales de justicia reciben capacitación sobre empoderamiento jurídico. Es posible progresar si los defensores tales como los asistentes legales respaldan el diálogo con los proveedores de justicia y respaldan a las mujeres que desean impugnar a las leyes y prácticas discriminatorias (ONU Mujeres 2011).
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