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Crear un comité multisectorial de interesados para la acción coordinada a nivel nacional y local

Última editado: February 25, 2011

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  • Deben convocarse grupos de coordinación multisectorial a nivel nacional, subnacional y local para facilitar la armonización de la acción sobre la violencia contra las mujeres y las niñas. Como mínimo, entre los participantes debe haber funcionarios gubernamentales de sectores pertinentes, proveedores de atención de la salud y de otros sectores clave y representantes de grupos de mujeres y otras organizaciones de la sociedad civil que trabajan en el ámbito de la violencia contra la mujer. Los participantes deben ocupar cargos cuya categoría les permita adoptar decisiones relacionadas con la coordinación en nombre de sus organismos.
  • Frecuentemente los asociados para la coordinación consideran que el intercambio de información es el principal objetivo de la coordinación. Si bien este intercambio es un aspecto importante de la coordinación, no es el único. La coordinación trata de la puesta en marcha de planes de acción interinstitucionales y multisectoriales para abordar la violencia contra las mujeres y las niñas, es decir, pasar de la teoría a la práctica. El objetivo de la coordinación es brindar servicios accesibles, rápidos, confidenciales y adecuados a las supervivientes de conformidad con un conjunto básico de principios rectores y establecer mecanismos para prevenir la violencia.  
  • Las personas que trabajan en el sector de la salud querrán utilizar el mecanismo de coordinación para prestar apoyo a las actividades en la esfera de la salud relacionadas con la formulación de políticas y programas. Algunas de las actividades específicas de coordinación relacionadas con el sector de la salud pueden incluir:
    • Facilitar la evaluación de las medidas de prevención y las respuestas del sector de la salud.
    • Establecer y vigilar los sistemas de información de datos sobre la salud en relación con la violencia contra las mujeres y las niñas.
    • Facilitar la financiación de los programas y la gestión de los servicios de salud.
    • Promover una mejor programación.
    • Prestar apoyo a la formulación y aplicación de políticas, protocolos y otros instrumentos relacionados con la respuesta del sector de la salud a la violencia contra las mujeres y las niñas.
    • Coordinar redes y coaliciones en el sector de la salud y con otros sectores para la remisión y el apoyo.
    • Vigilar la prestación de servicios en función de su disponibilidad y calidad.
  • Para promover la coordinación en todos los niveles, deben designarse personas encargadas de la coordinación y definirse sus responsabilidades. Deben establecerse funciones y procedimientos claros para cada sector que todos los organismos y sectores respeten. A fin de garantizar la sostenibilidad y alentar la rendición de cuentas y las acciones de los gobiernos, en la mayoría de los entornos es preferible que los gobiernos faciliten y supervisen la coordinación. Generalmente, el ministerio o la institución encargada de supervisar el programa nacional sobre la violencia contra la mujer dirigen los mecanismos de coordinación. Lo ideal es que un mandato defina el liderazgo de todo mecanismo de coordinación y que un plan de acción guíe las actividades del grupo de coordinación. 
  • Además, deben establecerse estructuras y protocolos para vincular los mecanismos nacionales de coordinación con los mecanismos subnacionales y locales, dado que muchas veces estos órganos de coordinación tienen responsabilidades distintas pero que se refuerzan mutuamente. Los mecanismos nacionales de coordinación pueden funcionar en un contexto más amplio (incluidos la promoción a nivel nacional, la recolección y gestión de datos, y las políticas y los protocolos nacionales), mientras que los mecanismos de coordinación subnacionales y locales pueden ocuparse del asesoramiento operacional y la vigilancia de la prestación de servicios. Deben establecerse métodos para el intercambio periódico de información entre los grupos de coordinación de los distintos niveles por conducto de los canales de comunicación establecidos. 

Ejemplo: El Programa de asociación contra la violencia doméstica de Australia

Esta iniciativa modelo es el resultado de la colaboración entre el Gobierno de Australia y los estados y territorios, así como el sector empresarial, las ONG y la comunidad. Los principales proyectos incluyen campañas de educación comunitaria; normas nacionales de competencia para los que trabajan en el ámbito de la violencia doméstica; talleres de prevención para personas jóvenes; un centro de intercambio de información y mejores prácticas; y programas para autores de actos de violencia doméstica. Varias actividades celebradas a nivel nacional han permitido divulgar a nivel local, regional y nacional los nuevos conocimientos adquiridos en las investigaciones, las políticas y los programas en materia de violencia doméstica. La labor actual incluye la respuesta a los efectos de la violencia doméstica en los niños; el fortalecimiento de los programas para autores de actos de violencia doméstica; y la educación comunitaria para diferentes destinatarios, entre otros comunidades indígenas y comunidades culturalmente y lingüísticamente diversas (extraído de Secretaría del Commonwealth, 2003. Integrating Approaches to Eliminating Gender-based Violence (Integración de enfoques para eliminar la violencia de género), pág. 25).

Véase una descripción del Proyecto de asociación (disponible en inglés) y de otras iniciativas nacionales para abordar la violencia doméstica en Australia.

 

 

 
Caso de estudio: Proyecto de Atención Integral a Víctimas Sobrevivientes de Violencia Sexual (Ipas y Marie Stopes, Bolivia)

En Bolivia, un marco legal relativamente sólido y un amplio espectro de servicios (médicos, legales y psicosociales) que prestan las ONG, instituciones privadas y el gobierno proporcionan una base fuerte para mejorar los servicios coordinados para las sobrevivientes de agresión sexual. Varias organizaciones, incluido el UNFPA, apoyaron la realización de un mapeo y un análisis de situación para entender mejor las fortalezas y las debilidades de los modelos de prestación de servicios existentes. Los hallazgos destacaron las áreas de necesidad e identificaron los puntos de entrada para desarrollar un modelo de respuesta integral. En este contexto, Ipas Bolivia y Marie Stopes se embarcaron en un proyecto desde el 2005 al 2008 para implementar un modelo basado en un enfoque integral, con el objetivo de reducir la violencia sexual y sus consecuencias, y empoderar a las sobrevivientes para ejercer sus derechos y exigir acceso a servicios sanitarios y legales de calidad.

Los principios del modelo incluyen:

  • Una red de servicios para víctimas de violencia sexual, para la articulación intersectorial principalmente de los aparatos de justicia, servicios de apoyo social, instituciones educativas y organismos de asistencia técnica (ONG).
  • Un equipo interdisciplinario que pueda prestar atención integral.
  • Redes sociales e institucionales fortalecidas para la prevención.
  • Atención de calidad y humanizada basada en una respuesta integral de todos los actores sociales.

La incidencia política del proyecto tuvo como resultado la constitución legal del Comité Nacional de Lucha contra la Violencia Sexual, integrado por más de 30 instituciones gubernamentales, ONG y sociedad civil cuyo propósito principal es formular y fortalecer las políticas nacionales pertinentes. La coordinación del Comité está a cargo del Viceministerio de Justicia y Derechos Fundamentales, Ministerio de Salud, Viceministerio de Género, Policía, Ipas y Plan Internacional. El trabajo del Comité tuvo como resultado la Declaración de Atención Integral de la Violencia Sexual, la cual consolida el compromiso estatal con este enfoque tanto a nivel nacional como subnacional.

Para llevar el compromiso a la práctica, se establecieron mesas de trabajo donde las principales partes interesadas se reunieron para discutir, reflexionar y diseñar estrategias coordinadas para asegurar la prestación de servicios integrales.

Este proceso fue complementado por una estrategia de comunicación a gran escala, “la violencia sexual es un problema que afecta a todos y a todas” emitida en español, quechua y aymara, y adaptada a diferentes audiencias y contextos. Los/las periodistas y los medios también fueron un grupo objetivo importante para la capacitación y sensibilización.

Por información adicional, vea el caso de estudio de Bolivia completo en español.

Por más información sobre buenas prácticas y lecciones aprendidas en la prestación de atención integral a sobrevivientes de violencia sexual, vea el estudio de caso de Bolivia, Brasil, Costa Rica y México en español.

 

 

Caso de Estudio: Mesa Nacional Multisectorial para la Atención Integral de la Violencia Familiar en el Perú

En el Perú, los ministerios nacionales, la sociedad civil y los organismos internacionales se asociaron para elaborar un modelo nacional para la prevención y el tratamiento de la violencia familiar y de género. A partir del establecimiento de la Mesa Nacional Multisectorial para la Atención Integral de la Violencia Familiar, han logrado aplicar un enfoque coordinado y sostenible para abordar estas cuestiones. Además, la coordinación de las contribuciones y los conocimientos de los miembros se ha traducido en programas y políticas de mejor calidad y eficiencia para luchar contra la violencia de género. Así pues, la Mesa ha facilitado programas de capacitación para los proveedores del sector de la salud y otros sectores y ha establecido una base de datos nacional de información, investigaciones y estudios de vigilancia. El modelo de la Mesa Nacional se ha duplicado en 18 estados y en muchas de sus respectivas comunidades. Durante este proceso, los distintos sectores han logrado superar obstáculos de larga data y trabajar juntos para brindar apoyo y cuidado a las personas afectadas por la violencia. Las Mesas descentralizadas han sensibilizado a sus comunidades acerca de la existencia de la violencia y han ofrecido incentivos para superar este problema. El intercambio periódico de la experiencia adquirida y las mejores prácticas entre las comunidades y ministerios ha fortalecido las iniciativas. Desde 1997 varias comunidades han establecido grupos de autoayuda para mujeres afectadas por la violencia. Mediante los esfuerzos coordinados de sus Mesas, las instituciones miembros facilitaron la capacitación de los coordinadores de estos grupos en Lima, Cuzco y Piura, lo que resultó en el establecimiento de más de 40 grupos de hombres, mujeres y mixtos con unos 500 participantes por año, de los cuales la mayoría son mujeres. Durante todo este proceso, la OPS desempeñó un papel de liderazgo en relación con la creación de consenso y el establecimiento de grupos de trabajo de las Mesas y grupos comunitarios de autoayuda.

Puede consultar más información sobre las Mesas y las iniciativas multisectoriales para abordar la violencia doméstica en español

Véase además el Plan Nacional contra la Violencia hacia la Mujer (2009-2015) del Perú. Disponible en español.

 

Fuente: extraído de Velzeboer, M., Ellsberg, M., Arcas, C. y García-Moreno, C., 2003. La violencia contra las mujeres: responde el sector salud. Washington, DC: OPS, pág.34.

 

Herramienta de referencia:

 

Mujeres contra la violencia en Europa (2006) Bridging Gaps—From Good Intention to Good Cooperation. (Cerrando Brechas. De las buenas intenciones a la buena cooperación). Este manual es un recurso para proveedores de servicios de todos los sectores que abordan la violencia contra la mujer. Brinda asesoramiento y ofrece recomendaciones sobre la cooperación interinstitucional para proteger a las supervivientes de la violencia doméstica. El manual está dividido en 15 capítulos que abordan los antecedentes de la violencia contra la mujer, la prestación de servicios multisectoriales y la cooperación entre múltiples organismos, normas generales y específicas de prácticas del sector, la prevención de la violencia y la planificación de la seguridad, la participación de las supervivientes en los programas, acciones y modelos para la cooperación interinstitucional. Disponible en inglés, 116 páginas.

 

Otros recursos:

Recomendación General del Consejo de Europa, 2002. Rec. 5, párrafo 27 y Benefits of Coordination (Beneficios de la coordinación) en el sitio web de Advocates for Human Right’s Stop VAW.

Guidelines on Coordinating GBV Interventions in Humanitarian Settings (Directrices para coordinar las intervenciones contra la violencia de género en situaciones humanitarias) (Ward, J./GBV AOR, 2010).  Disponible en inglés.

Community of Practice in Building Referral Systems for Women Victims of Violence (Comunidad de prácticas para crear sistemas de orientación para mujeres que han sido víctimas de violencia) (Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (OOPS), 2010).