- Además de los desafíos generales mencionados, en varios entornos en que hay escasez de proveedores de servicios, centros, equipo y suministros médicos es difícil elaborar un modelo integral de respuesta del sector de la salud, especialmente en el nivel de la atención primaria. Incluso en estos entornos, y sin sobrecargar a los voluntarios comunitarios y los trabajadores del sector de la salud que trabajan para atender a múltiples cuestiones, pueden ponerse en práctica algunas intervenciones básicas para permitir que el sector de la salud preste apoyo a las mujeres y las niñas víctimas de la violencia.
- Al formular políticas e intervenciones para abordar la violencia contra las mujeres y las niñas, el sector de la salud debería analizar de forma realista los recursos y otros obstáculos (como los descritos anteriormente) y elaborar una norma de respuesta mínima que haga todo lo posible para superar estos problemas con los recursos disponibles. A medida que aumentan los recursos, los países deberían esforzarse por brindar un cuidado cada vez más integral.
- Además de los servicios que presta un centro determinado, todos los centros deberían conocer y estar vinculados con otros servicios de sus comunidades a los que puedan remitir a las supervivientes, según proceda.
- El siguiente cuadro propone un modelo de los aspectos a los que debe darse prioridad de acuerdo con la disponibilidad de recursos en diferentes partes del mundo al responder a la violencia sexual. No obstante, debería tenerse en cuenta que el modelo descrito más abajo no debería alentar a los países de bajos o medianos ingresos a prestar servicios que no sean integrales: el objetivo en todos los contextos es brindar una atención completa a las supervivientes.
Fuente: Jewkes, R., 2006. Paper for Policy Guidance: Strengthening the Health sector Response to Sexual Violence (Documento de orientación normativa. Fortalecimiento de la respuesta del sector de la salud a la violencia sexual) (inédito).