- Hay un volumen cada vez mayor de compromisos normativos y acuerdos internacionales y regionales que hacen a los gobiernos responsables de abordar la violencia contra la mujer como un derecho humano. Es fundamental que los proveedores de servicios de salud conozcan y comprendan estos compromisos y acuerdos como el fundamento para aplicar un enfoque basado en los derechos humanos a su labor y cumplan las obligaciones que se describen en los instrumentos de derechos humanos.
- Los proveedores de servicios de salud también deben comprender las formas en que las culturas y comunidades en que viven no cumplen estos derechos, así como los factores estructurales y culturales que contribuyen a la violencia contra las mujeres y las niñas. A menos que lo comprendan, no pueden proveer cuidados humanitarios, integrales y eficaces.
- Habida cuenta de que las creencias discriminatorias relativas al género y la sexualidad están tan difundidas en la mayoría de las culturas, la tarea de integrar la atención de la violencia contra las mujeres y las niñas en los servicios de salud es de largo plazo. Abordar la cuestión de la igualdad de género exige invertir en la transformación cultural de los que trabajan en el sistema de salud.