La violencia contra las mujeres y las niñas es costosa para la sociedad.
- Mejorar las iniciativas para responder a la violencia contra las mujeres y las niñas es fundamental no solo porque estas tienen derecho a vivir libres de violencia, sino también porque la violencia causa considerables gastos sociales y económicos. No solo empobrece a las personas, sino que también contribuye al empobrecimiento de las comunidades y los países mediante:
- La pérdida de días de trabajo, menor productividad y disminución de los ingresos;
- La reducción general o la pérdida de participación y oportunidades educacionales, de empleo, sociales o políticas;
- Gastos en servicios médicos, judiciales, sociales y de protección (a nivel de los presupuestos personales, familiares y del sector público).
- La violencia contra las mujeres y las niñas agota los recursos existentes de un país y menoscaba la capacidad de las mujeres para contribuir al progreso social y económico. Se estima que en algunos entornos industrializados los costos anuales de la violencia en la pareja ascienden a miles de millones de dólares de los EE.UU. El gasto para el país de un acto de violación en los Estados Unidos, si se tienen en cuenta los costos tangibles e intangibles, podría ascender a 100.000 dólares (Post y otros, 2002, citado en Ward y otros, 2005).
- El sector de la salud se ve directamente afectado por estos costos, especialmente si se tiene en cuenta la carga adicional que impone la atención de los supervivientes de la violencia.
- En Uganda, el costo anual para el personal de los hospitales que tratan a mujeres por lesiones resultantes de la violencia en la pareja asciende a 1,2 millones de dólares. (Centro Internacional de Investigaciones sobre la Mujer, 2009, citado en el módulo sobre elementos básicos de programación).
- Solo en un hospital de Kingston (Jamaica), se estimó ya en 1991 que el costo de tratar a las víctimas de la violencia en la pareja ascendió a casi medio millón de dólares (Banco Mundial: Gender-Based Violence, Health and the Role of the Health Sector (Violencia de género, salud y la función del sector de la salud).
- En el primer estudio de este tipo (2002) para estimar la carga de las enfermedades producidas por la violencia en la pareja, Australia llegó a la conclusión de que en las mujeres menores de 45 años este tipo de violencia causaba más enfermedades prevenibles y muertes prematuras que la hipertensión, la obesidad o el tabaquismo (Gobierno del Estado de Victoria (Australia), Victorian Health Promotion Foundation, 2004).
- Los gastos causados por la violencia en la pareja en los Estados Unidos superaban los 5.800 millones de dólares por año, de los cuales 4.100 millones de dólares correspondían a servicios directos de atención de la salud médica y mental (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, 2003).
Otros recursos:
Costs of Sexual Violence Worksheet (Hoja de reseña sobre los costos de la violencia sexual) (s.f.). Esta hoja de reseña, producida por el Departamento de Salud de Minnesota puede ser utilizada por los encargados de aplicar y promover la sensibilización acerca de los costos de la violencia contra las mujeres en las ciudades. Esta información puede utilizarse para demostrar que la prevención de la violencia de género es mucho más eficaz en función de los costos que permitir que continúe. Disponible en inglés.
Véase Consecuencias y costos en el módulo sobre elementos básicos de programación para estadísticas adicionales e informes y herramientas ilustrativas sobre el cálculo de costos.
2. Abordar y prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas es una estrategia esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio relacionados con la salud.
- En la Declaración del Milenio (2000) aprobada por 189 países se reconoce que para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), es necesario “luchar contra todas las formas de violencia contra la mujer y aplicar la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer” (Asamblea General de las Naciones Unidas, Declaración del Milenio, resolución A/55/L.2). En 2008 el Secretario General de las Naciones Unidas también puso en marcha una campaña sin precedentes, la Campaña ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres que se extiende hasta 2015 de conformidad con el plazo establecido para los ODM. La violencia contra las mujeres y las niñas tiene consecuencias negativas para el logro de todos los ODM, no solo en la medida en que la igualdad de género es una prioridad intersectorial de cada uno de los ODM, sino también respecto de la repercusión directa de la violencia contra las mujeres y las niñas en la realización de seis de estos Objetivos (véase también el módulo sobre la violencia contra las mujeres y los Objetivos de Desarrollo del Milenio en el módulo sobre elementos básicos de programación.)
- Los ODM tratan concretamente de cuestiones relacionadas con la salud, como reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna y combatir el VIH/SIDA, que no pueden lograrse sin abordar el problema de la violencia contra las mujeres y las niñas.
- Para prestar apoyo al logro de los ODM, el sector de la salud debe comprender los vínculos entre alcanzar los ODM y abordar el problema de la violencia contra la mujer.
La violencia contra las mujeres y las niñas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio relativos a la salud
Cuarto Objetivo: Reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años. La violencia contra las mujeres y las niñas guarda una relación directa con la mortalidad de los niños menores de 5 años. Además de los millones de niñas que se estima están “desaparecidas” directamente debido a las prácticas discriminatorias en materia de género, como el aborto determinado por el sexo del feto y el infanticidio de las niñas y la alimentación diferenciada en función del género, los datos indican que es más probable que los hijos de mujeres que son víctimas de la violencia en las relaciones en lapareja mueran antes de llegar a los 5 años de edad. La práctica del matrimonio precoz aumenta el riesgo de la mortalidad infantil. Si una niña tiene menos de 18 años al dar a luz, la probabilidad de que su hijo muera durante el primer año de vida es un 60% mayor que la de un niño nacido de una madre mayor de 18 años (Black, 2001, citado en Ward y otros, 2005).
Quinto objetivo: Mejorar la salud materna. La violencia en la pareja durante el embarazo es uno de los problemas comunes detectados en los exámenes prenatales (Ellsberg, 2006) y se la ha asociado con resultados perjudiciales para el embarazo, como bajo peso al nacer, parto y nacimiento prematuro, aborto espontáneo y pérdida del feto (Campbell, García-Moreno y Sharps 2004; Ellsberg y otros, 2008; García-Moreno, 2009). El matrimonio y el embarazo precoces también plantean riesgos directos para la salud materna. Las complicaciones del embarazo y el parto son unas de las principales causas de muerte de las niñas de 15 a 19 años en todo el mundo. Los datos indican que por cada niña que muere durante el embarazo o el parto, 30 más sufrirán lesiones, infecciones y discapacidad (Black, 2001).
Sexto objetivo: Combatir el VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades. La “feminización” del VIH/SIDA, en particular en África subsahariana y especialmente entre las niñas adolescentes y mujeres jóvenes, puede relacionarse directamente con las múltiples formas de violencia contra la mujer, que varían desde la agresión y la explotación sexuales hasta la violencia en la pareja. Por ejemplo, es menos probable que las muchachas que mantienen relaciones abusivas puedan negociar el uso de preservativos o accedan al tratamiento de enfermedades de transmisión sexual, incluido el VIH. Las investigaciones realizadas en todo el continente de África y la India han revelado que las mujeres que han experimentado abuso por sus parejas tienen una mayor probabilidad de estar infectadas con el VIH (Van der Straten A y otros, 1995 y 1998; Maman S y otros, 2002; Dunkle KL y otros, 2004; Jewkes R y otros, 2010). Las muchachas que contraen matrimonio siendo jóvenes corren un riesgo aun mayor; los estudios indican que las tasas del VIH son mayores entre las mujeres jóvenes casadas que entre las solteras (Black, 2001; Otoo-Oyortey y Pobi, 2003).