Esto requiere establecer puntos de partida clave para abordar cuestiones de género según la edad:
En el caso de los jóvenes, la labor podría centrarse en el respeto y la resolución de conflictos (Kaufman, 2003), y trabajar con ellos para que construyan identidades personales saludables sin que intervengan los conceptos tradicionales de cómo “deben” ser los niños y los hombres.
En el caso de los adolescentes, la labor podría centrarse en la comunicación en las relaciones, el respeto, la responsabilidad sexual, la violencia sexual y el abuso emocional y verbal (Kaufman, 2003).
En el caso de los adultos, los puntos de partida en relación con el ciclo de vida podrían incluir el momento en que un hombre contrae matrimonio o se divorcia; se enferma gravemente o es víctima de un hecho que pone en riesgo su vida; se convierte en padre (o en hermano o en tío); o comienza a trabajar, pierde su trabajo o se jubila.