Los programas deben reconocer que no todos los hombres son iguales; deben tenerse en cuenta las diferencias de edad, nivel educativo, condición socioeconómica, y las experiencias relacionadas con el racismo y la homofobia, entre otros factores. Además, los hombres presentan múltiples facetas. Por ejemplo, un hombre puede sentirse poderoso e indefenso al mismo tiempo: poderoso en su hogar en su relación con su esposa, pero oprimido en el trabajo.
Además, cuando se elaboran programas destinados a niños y hombres, también deben tenerse en cuenta otros factores como el idioma y la cultura, el contexto rural en constraste al urbano, jóvenes que asisten a la escuela en constraste con que no asisten a la escuela, hombres casados en constraste de hombres solteros, y diferentes entornos laborales, entre otros.
Realice un análisis de la situación para tener una idea más clara de las diversas poblaciones de hombres y niños y sus diferentes contextos, a fin de establecer los mejores puntos de partida y métodos para acercarse a ellos.
Adaptar las iniciativas de esta forma aumenta su pertinencia y la probabilidad de lograr los resultados deseados (Valle y otros, 2007).