Todos los programas que trabajan con hombres y niños, como los que abordan temas como el VIH y el SIDA, deberían cuidarse de que los mensajes y las imágenes que transmiten no refuercen involuntariamente los estereotipos tradicionales relacionados con el hombre y la mujer que exacerban la violencia contra las mujeres y niñas. Los programas que tienen por objetivo transformar los roles de género y las normas sociales también deberían cuidarse de no generar involuntariamente otras actitudes discriminatorias relativas al género (por ejemplo, que los hombres sientan que deben “proteger” a las mujeres limitando su movilidad, libertad o privacidad) o perspectivas contra la igualdad (como la homofobia), algo que a veces sucede.
Cómo evitar hacer daño y garantizar la pertinencia local:
Asegúrese de que las intervenciones se centren en salvaguardar los derechos humanos de las mujeres y en un enfoque basado en la igualdad de género, fundadas en las experiencias de las mujeres de la comunidad y los expertos en el ámbito de la violencia contra la mujer.
Garantice que las estrategias sean culturalmente adecuadas mediante la participación de organizaciones e individuos, tanto hombres como mujeres, que conozcan el contexto y los resultados de intervenciones anteriores.
Fomente la participación de niños y hombres al elaborar programas, mensajes de campañas, material de comunicación y otros productos o intervenciones importantes.
Ponga a prueba en el campo todos los materiales con los destinatarios (por ejemplo, grupos por edad, idioma, origen étnico u otra característica grupal importante).
Monitore y evalúe las intervenciones continuamente.
Incluya las observaciones recibidas de las mujeres en las evaluaciones (por ejemplo, para corroborar lo que informan los hombres sobre sus propios cambios de actitud o comportamiento).