Las encuestas transversales ofrecen una imagen de las características de un grupo demográfico y lo que está pasando en un momento dado. Pueden centrarse en los grupos demográficos, realizando encuestas en los núcleos familiares mediante muestreos aleatorios, o pueden realizarse con servicios sanitarios y escuelas. Hacen falta técnicas de muestreo especiales para realizar encuestas transversales que garanticen que se aplica un muestreo adecuado y que los datos son generalizables a una población más amplia. Para aplicar el trabajo en los programas de VCMN, las encuestas transversales pueden recopilar una gran variedad de información, como datos sobre conocimientos, actitudes y comportamiento sobre la VCMN, la prevalencia y causantes de la VCMN en una comunidad, información sobre las barreras que hay que revelar y el acceso a los servicios y datos sobre normas sociales que favorecen la permanencia de la VCMN.
En comparación con otras metodologías, las encuestas transversales suelen ser generalmente fáciles y baratas y se pueden realizar varias encuestas para observar las tendencias con el paso del tiempo. El punto fuerte clave de las encuestas transversales es que se pueden usar para entender lo que está pasando de verdad en todo el grupo demográfico y no solo lo que se denuncia. Son buenas para crear un punto de referencia o un estudio formativo para entender realmente los problemas a los que se enfrentan las personas, lo que puede influir más tarde la planificación sobre el tema. Por este motivo, las encuestas transversales pueden ser muy útiles en contextos de conflicto y posconflicto.
El reto que plantean las encuestas transversales es que puede ser difícil determinar la causalidad, ya que las encuestas se realizan de forma retrospectiva. La encuesta les pide a las encuestadas que piensen en un momento concreto del pasado, lo que puede ser difícil de recordar. Por ejemplo, las encuestas transversales no pueden medir si la violencia ocurrió antes de un conflicto o si el conflicto causó la violencia. Para determinar la causalidad, es mejor un diseño de estudio longitudinal. Sin embargo, en contextos de conflicto y posconflicto, puede que no sea factible un diseño longitudinal complicado, lo que convierte las encuestas transversales en un método práctico. La realización de varias encuestas transversales con el paso del tiempo les permitirá a los programadores de VCMN seguir los cambios de los indicadores a nivel poblacional (como las preguntas relativas al conocimiento, actitud y comportamiento) y puede ser una herramienta importante para seguir y evaluar los programas de mitigación del riesgo y de prevención de la VCMN.
Cuadro 6: Uso de un estudio transversal El Global Women’s Institute (GWI) en la Universidad George Washington, en colaboración con el Comité de Rescate Internacional, CARE UK y Forcier Consulting, realizó un estudio de investigación sobre VG en Sudán del Sur entre 2014 y 2017 en nombre del Consorcio «What Works» (Qué funciona para prevenir la violencia contra mujeres y niñas en conflictos y crisis humanitarias). Los objetivos del estudio eran dobles: 1) explorar la magnitud y alcance del problema de la VCMN en Sudán del Sur y 2) ayudar a la comunidad internacional a entender mejor las conexiones entre el conflicto y la VCMN.
Los hallazgos de esta investigación demostraron que la violencia ejercida por la pareja íntima era la forma más común de violencia que notificaron mujeres y niñas, ya que entre la mitad y los tres cuartos de las mujeres o niñas con pareja había sufrido VP. Se descubrió que las normas sociales patriarcales que defienden la desigualdad de género (como los hombres que minimizan la incidencia de la violencia y tanto hombres como mujeres que aceptan el uso de la violencia) eran comunes en todos los lugares en que se efectuó el estudio. Además, las mujeres y niñas que habían sufrido directamente un conflicto armado corrían un mayor riesgo de sufrir VP. Las encuestadas también informaron de que el estigma contra las víctimas de VCMN es alto y que las mujeres tienen pocos recursos, concretamente en los casos de VP. La falta de confidencialidad y los servicios de mala calidad también suponían barreras a su acceso.
Estos descubrimientos se compartieron con varias partes interesadas, tanto en Sudán del Sur como a nivel internacional, y se usaron para orientar la planificación de respuesta y prevención.
Consulte más información sobre el estudio: http://www2.gwu.edu/~mcs/gwi/No_Safe_Place_Full_Report.pdf |