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Última editado: December 20, 2019

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Realizar investigaciones sobre la VCMN en contextos de conflicto y posconflicto puede ser extremadamente difícil. Por tanto, los investigadores deben ceñirse a estrictas directrices éticas para asegurarse de que respetan un principio de «no hacer daño». Solo deben recopilar datos si los beneficios superan los riesgos. Los datos se deben recopilar de una forma metodológica y correcta, reflejando las prácticas idóneas en los campos de SyE y evaluación[1], con un riesgo limitado para las participantes. Deberían realizarse pruebas piloto con los cuestionarios y deberían ser realizados por trabajadores sobre el terreno con una formación y una sensibilización en cuestiones de género y VCMN adecuadas. Los riesgos de seguridad aumentan en contextos de conflicto y posconflicto, lo que significa que se deben tomar precauciones adicionales para proteger la seguridad de todas las involucradas en el estudio. Asimismo, se deben garantizar en todo momento la confidencialidad (p. ej., manteniendo en privado la información dada) y la privacidad (p. ej., garantizando que nadie escuche la conversación durante la recopilación de datos).

 

Antes de iniciar cualquier investigación, debe contarse con servicios de referencia apropiados para las víctimas de VCMN que puedan estar retraumatizadas y para cualquiera que pueda sentir angustia como consecuencia de participar en el estudio, sin que importe la presencia o ausencia de datos sobre la prevalencia o incidencia de la VCMN (Murphy et al., 2016). Idealmente, los investigadores deberían priorizar unos servicios de calidad, pero debe poder accederse a una atención y cuidados básicos. Los investigadores también se enfrentan a riesgos particulares en los contextos de conflicto y posconflicto, como interferencia política y militar, problemas de seguridad y angustia y trauma secundario. También se debería garantizar que se han tomado las medidas apropiadas para mitigar los riesgos para los investigadores (Murphy et al., 2016).