- La proliferación de las armas pequeñas durante y después de un conflicto, y la usual impunidad frente a los crímenes cometidos, provoca un incremento de los casos de violencia sexual.
- A menudo, los combatientes emplean armas pequeñas y ligeras para destrozar la vida de las mujeres. En el transcurso de varios conflictos armados, las mujeres y niñas han sido víctimas de agresiones sexuales por parte de las fuerzas armadas. Las armas pequeñas facilitan este tipo de violencia, ya que no resultaría sencillo agredir a una mujer ante su familia y su comunidad sin ir armado. A veces, la violencia sexual se emplea como método oportunista y, otras, como táctica militar y política deliberada. Se ha agredido a mujeres y a niñas en sus casas, en los campos o mientras realizaban cualquier otra tarea de su día a día.
- A los oficiales de policía, de inmigración, de aduanas y otros funcionarios de seguridad, guardia fronteriza y, a veces, incluso personal militar y paramilitar se le conceden poderes especiales para emplear la fuerza ylasarmas de fuego cuando sea necesario. Pero esas armas a veces se utilizan para violar las leyes internacionales e incluso cometer actos de violencia contra las mujeres. Esta violación de los derechos humanos es más probable que ocurra:
- si no se juzgan los casos por uso indebido de las armas;
- si el personal de las fuerzas del orden recibe poca formación y el equipamiento inapropiado;
- y si existe una clara falta de respeto hacia los derechos humanos de las mujeres.
- En conjunto, esos factores pueden incrementar el riesgo de que los oficiales armados ignoren la violencia contra las mujeres y empleen sus armas para agredirlas.
- Las fuerzas de paz, que también portan armas, se pueden ver envueltas también en casos de violencia sexual, esclavitud y trata.
- Las fuerzas policiales y paramilitares también pueden cometer actos de violencia contra las mujeres en situaciones de disturbios civiles que se transforman o derivan en conflictos armados. Los soldados que llevan a cabo labores de control a veces no han recibido la formación adecuada para actuar como fuerzas del orden y carecen de responsabilidad. En estas situaciones existe un elevado riesgo de que se cometan actos de violencia contra las mujeres. En algunos casos, la violencia armada contra las mujeres se puede emplear como herramienta de represión de la resistencia popular.