Los refugios deben planificar el monitoreo y la evaluación en todas las etapas de su programación, y cubrir todas las actividades y los resultados esperados así como los distintos enfoques que se usarán para evaluar los servicios prestados. Esto puede abarcar:
- Evaluación de la línea de base en la etapa de planificación.
- Evaluación de los procesos, que monitorean la implementación de los servicios y describen el proceso de desarrollar e implementar una iniciativa en particular.
- Evaluación de los resultados o (menos frecuente) del impacto, que ayuda a determinar si los beneficios esperados de un programa realmente se lograron al final de una intervención o durante su revisión.
Los desafíos para monitorear y evaluar eficazmente los servicios de los refugios son similares a problemas generales de monitorear los programas sobre violencia contra las mujeres, en relación con obtener información delicada de las mujeres y niñas. Los desafíos específicos de las iniciativas de refugio incluyen:
- Múltiples demandas para las sobrevivientes. Como las mujeres llegan a los refugios en momentos de crisis, gran parte del trabajo del refugio se focaliza en ayudarlas a cubrir sus necesidades físicas, emocionales y prácticas antes de que se vayan del refugio (por ej. seguridad, vivienda, empleo y otras prestaciones familiares). Dado que las prioridades son muchas es difícil y, a veces, inapropiado pedirle a las mujeres que completen cuestionarios de monitoreo y evaluación o formularios de opinión.
- Compartir información. Hay muchos desafíos, barreras y problemas de la práctica profesional asociados con asegurar que se respete la privacidad de las mujeres y que se cumplan los requisitos éticos y legales para proteger la información personal. Algunos ejemplos:
- Las mujeres se pueden preocupar sobre las implicaciones y posibles consecuencias de compartir información sobre ellas; pueden ser reticentes a hablar de los detalles del abuso que ellas o sus hijos(as) sufrieron; problemas de salud mental, o antecedentes de adicciones, ya que esa información puede afectar sus derechos de custodia o exponerlas a la intervención de los servicios de bienestar infantil u otras autoridades.
- En los casos de violencia doméstica, la información que se revela al personal del refugio puede ser usada en los procesos de acción legal y contra la sobreviviente.
- En algunos lugares, hay límites sobre qué información se puede dar a los refugios proveniente de otros servicios tales como la policía o instituciones de servicio social, lo cual puede limitar la capacidad de los refugios de acceder a la información relacionada con las circunstancias y el bienestar de las mujeres.
- Ciertas organizaciones profesionales requieren que el personal siga normas específicas de confidencialidad y privacidad que limitan la información que pueden solicitar de los refugios o proporcionarles a los refugios.
- Duración de la estadía en los refugios. Muchas mujeres y niños(as) permanecen en el refugio por períodos muy breves (con frecuencia menos de una semana en los refugios de emergencia), lo cual impide su participación total en los programas del refugio y limita la posibilidad de que completen evaluaciones a mediano y largo plazo para evaluar los resultados del refugio. Muchos refugios ofrecen programación de acercamiento (el personal ofrece programas a domicilio a las mujeres o las usuarias asisten a programas en los refugios después de que se van de allí), lo cual puede aumentar las probabilidades de que se completen las evaluaciones útiles, pero suele requerir de más recursos y puede plantear desafíos relacionados con la duración de un seguimiento sostenible y la deserción del personal y las usuarias.
- Múltiples estadías en el refugio. Las mujeres pueden usar los refugios y sus servicios muchas veces antes de hacer cambios en sus vidas o lograr los objetivos que se han propuesto. Debido a las limitaciones en cuanto a la confidencialidad y compartir información, no siempre es posible rastrear el uso que las mujeres hacen de los servicios de un refugio a otro, ni de un programa a otro dentro de un refugio. Como resultado, puede haber información sobre intervenciones aisladas, pero pocos datos o ninguno sobre el impacto acumulado de la estadía global de la mujer en refugios.
- Servicios sensibles a las diferentes culturas y personal con competencias culturales. Las mujeres que usan los servicios de refugio provienen de diversos orígenes y culturas, pero hay pocos instrumentos de evaluación que incorporen consideraciones culturales. Esto está vinculado a temas más amplios relacionados con asegurar que los servicios cubran las necesidades de diversidad y accesibilidad para todas las mujeres y niñas.
Debido a que la seguridad y el empoderamiento de las mujeres en los refugios es de suma importancia, la cantidad, él momento y el método de recolección de la información debe seguir pautas éticas y priorizar, respetar y ser sensible a las necesidades de las mujeres, niños y niñas en el refugio.
Véase la orientación general en el módulo de Monitoreo y Evaluación para programas sobre violencia contra las mujeres.
Captar a partes interesadas relevantes
La participación de las partes interesadas es un componente clave para comenzar a funcionar. Los refugios deben asegurar que el proceso de planificación para el desarrollo y la introducción del monitoreo o evaluación esté bien organizado, y que sea transparente y eficaz para involucrar al personal del refugio, a las mujeres usuarias de los servicios y otros socios en la programación, tales como representantes de refugios, donantes, otros servicios (por ej. policía, otros grupos de la sociedad civil, organizaciones estatales), entre otros. Los procesos de monitoreo y evaluación dependen de la voluntad del personal de comprometerse y ser consistentes con el inicio de procesos nuevos, y de la voluntad de la comunidad y las agencias pertinentes de que confirmen que vale la pena asignar recursos de la comunidad al proyecto. Si no se invierte en el proceso de captación, probablemente los sistemas de monitoreo o los procesos de evaluación serán ineficaces o débiles.
Se pueden usar distintos enfoques con cada grupo y debe ajustarse a la función específica que tenga dentro de la iniciativa.
Por ejemplo, una justa asesora de ex residentes puede servir de enlace entre las residentes y el personal, y participar en la evaluación de las políticas actuales. Se debe incorporar la retroalimentación tanto de las ex residentes como de las actuales a los protocolos del refugio; parte de la retroalimentación se puede conseguir en las entrevistas a la salida. Dwa Fanm, un programa para mujeres haitianas en Brooklyn, Nueva York, tiene una Junta Asesora de Sobrevivientes diseñada para desarrollar las capacidades de liderazgo de las sobrevivientes. Sus programas son formulados con el aporte directo de la Junta.
Los refugios deben procurar que el personal haga aportes a lo largo del proceso, comenzando con la definición y desarrollo del marco y la preparación de solicitudes de financiación, si son necesarias. Esto asegura que el personal se compenetre con el éxito de un sistema de monitoreo o evaluación y entienda los beneficios que eventualmente habría para ellos y las mujeres a quienes ayudan. Tal compromiso es crucial para completar tareas como la recolección de datos y el ingreso de datos, que pueden ser percibidas como una carga adicional para el personal del refugio que ya tiene demasiado trabajo.
Puede ser útil establecer un pequeño comité directivo o asesor que supervise la implementación del proyecto, asista con la resolución de dificultades, promueva más apoyo y recursos para el programa y asista con la difusión de resultados para promover el programa externamente. Estos comités pueden estar presididos por el administrador de la organización responsable de la implementación del proyecto, e integrado por miembros seleccionados en virtud de su experiencia e influencia. Por ejemplo, si un refugio no cuenta con personal con experiencia en diseño de proyectos o análisis de datos, el personal superior de proyectos puede invitar a expertos de la comunidad.
También pueden proporcionar la asistencia específica que sea necesaria, tal como en el área de ética e intercambio de información. Los comités suelen estar integrados por seis u ocho miembros y generalmente reciben informes de progreso trimestrales, en persona, por teleconferencia o herramientas de la web.
Entre el personal que implementa el programa, es útil tener un pequeño comité de diseño interno e implementación asignado para dirigir el proyecto e informar al Comité Directivo o Asesor y a la gerencia. Dicho equipo puede ser responsable de crear las versiones preliminares de documentos nuevos o revisados, trazar el marco inicial para el diseño del proyecto, emprender búsquedas o investigación de literatura según corresponda, y completar otras tareas para avanzar con el proyecto (incluidas las relacionadas con la capacitación del personal u otras necesidades identificadas por el Comité Directivo o Asesor).