Movilización y acción
La fase de movilización y acción del proceso de promoción, que se tratará con mayor detenimiento en un apartado posterior de este módulo, es el resultado natural de la fase de planificación estratégica y está inextricablemente unida a la comunicación y la educación a lo largo del proceso. Durante esta fase, se llevarán a cabo las actividades siguientes:
- aplicación de la estrategia y el plan de promoción;
- actuaciones judiciales y acciones políticas;
- acción de los grupos interesados y afectados para provocar cambios, y
- monitoreo y evaluación del proceso.
Esta fase del proceso de promoción se trata en el apartado "Taking Action"
Autoevaluación y adaptación de la estrategia de promoción
Para tener éxito, las personas participantes en el proceso de promoción deben estar dispuestas a adaptar la estrategia de promoción y las tácticas de cabildeo continuamente, a medida que la nueva información que se reciba y los avances y retrocesos que se hagan permitan hacerse una idea de la eficacia de la iniciativa. Por ejemplo, en la promoción legislativa, dadas las múltiples variables que influyen en la aprobación de nueva legislación o la reforma de legislación existente, las personas participantes en el proceso de promoción deben ser flexibles, a la vez que persistentes en la consecución de los objetivos. Quienes participen en la promoción y el cabildeo deben:
- conocer el proceso y los procedimientos legislativos para poder negociar constantemente;
- buscar defensores efectivos de su iniciativa y asegurarse de que gozan del reconocimiento de sus iguales y del público a lo largo de todo el proceso;
- permanecer fieles a los principios, pero dispuestos a ser flexibles con respecto a los detalles, como las fechas, el alcance de las disposiciones de la legislación o su método de aplicación;
- generar apoyo y hacer que el proceso cobre intensidad, a la vez que se decide cada paso cuidadosamente;
- hacer constantemente recuento de votos y saber cómo el voto de un miembro de la Asamblea afecta al de otro, a la vez que se evalúa también la cultura del poder legislativo;
- evaluar actividades escogidas por los riesgos potenciales para el electorado;
- movilizar al electorado sobre la base de los recuentos de votos para influir en los legisladores en los momentos decisivos de la iniciativa de promoción;
- conseguir que las ONG sean vistas como recurso autorizado y creíble para adquirir prestigio entre los legisladores y otros encargados de la toma de decisiones; no hay que olvidar que uno de los logros más importantes es que un legislador pida asesoramiento sobre alguna cuestión;
- evaluar y modificar el mensaje utilizado con los legisladores, para que no sea demasiado técnico y puedan entenderlo quienes trabajan sobre la cuestión con las bases;
- perfeccionar las tácticas y estrategias para poder desechar las que no sean efectivas e incorporar nuevos enfoques a medida que evolucione la campaña, y
- escuchar siempre atentamente: prestar atención a lo que dicen las bases, los legisladores y la comunidad (en los planos local, nacional, regional e internacional), sopesarlo y hacer los cambios estratégicos necesarios.
(Véase: Guía de recursos de promoción legislativa: promoción de los derechos humanos en Bosnia y Herzegovina (en inglés), Global Rights, pág. 12, 2005, y Derechos Humanos de las Mujeres: Paso a Paso, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Law & Development International y Human Rights Watch, 1997)
Medición del progreso realizado en la consecución de la meta y los objetivos
La fase final del proceso de promoción es la medición del progreso realizado en la consecución de las metas y objetivos. En algunos casos, el progreso no será necesariamente un resultado tangible, sino que consistirá más bien en el fortalecimiento de relaciones con el público al que va dirigida la promoción o entre los miembros de la coalición o las partes interesadas. En otros, el progreso sí será un resultado tangible, como la aprobación de una nueva ley contra la violencia doméstica o la trata de personas. El progreso puede también medirse por incrementos graduales, como la aprobación de uno de los elementos de un paquete legislativo más amplio o la elaboración y aplicación de una nueva política o procedimiento. Por ejemplo, una política sobre la función de hacer cumplir la ley que exija la detección de las personas acusadas de delitos de prostitución puede acabar dando lugar a progresos en la identificación de víctimas de trata con fines de explotación sexual.