Los derechos de la minoría no deben tener prioridad sobre los derechos humanos de mujeres y niñas. Los problemas relacionados con la violencia contra las mujeres incluyen:
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El reconocimiento de los derechos de la minoría puede ser importante para reducir la violencia impuesta por el estado en las vidas de las mujeres en las comunidades minoritarias, pero también puede servir para afianzar los sistemas patriarcales.
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El reconocimiento de los derechos de la minoría puede servir de excusa para el estado por no responsabilizarse de la protección de las mujeres y niñas dentro de su territorio.
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Los derechos del grupo pueden ser transformados en derechos “de relación” para las mujeres, haciendo que su acceso a la justicia dependa exclusivamente de las relaciones con los hombres.
En muchas comunidades minoritarias, la violencia patrocinada por el estado es una realidad constante. Suele ser el caso para las minorías raciales, étnicas, lingüísticas y religiosas así como para las comunidades lesbianas, gay, bisexuales y transexuales que enfrentan la homofobia. Como resultado, los sistemas de justicia formal, para los cuales la policía son los guardianes y en el cual la mayoría detenta el poder, puede no presentar un camino seguro para la justicia para muchas mujeres de la minoría. Al mismo tiempo, las mujeres en los sistemas de justicia comunitarios o indígenas pueden ser revictimizadas por los mecanismos informales que minimizan la violencia contra las mujeres. Las estrategias creativas y la innovación son fundamentales, en especial para las mujeres que pueden ser miembros de grupos minoritarios múltiples. Las estrategias deben centrar la atención en la seguridad de la víctima y la rendición de cuentas del infractor.