La evaluación de las iniciativas de reforma judicial debe observar si las mujeres y niñas están más seguras y si se hace responsable a los agresores. Una medida de éxito importante es si se ratifican los derechos humanos de las mujeres, establecidos en acuerdos internacionales como la CEDAW. (ONU Mujeres, 2011). (El marco de tratados y estándares internacionales que protegen los derechos de las mujeres pueden verse en el sitio web de ONU Mujeres).
Las evaluaciones que hace la víctima con respecto a estos factores constituyen la parte más importante de toda evaluación. Algunas medidas de éxito pueden ser sanciones más graves por la violencia cometida, menos denuncias de violencia, mayor consistencia en los procedimientos, mayor colaboración entre agencias, más casos tratados en el sistema formal, y menos casos en el sistema informal. Como hay tantas formas de evaluar el éxito, es difícil comparar resultados entre las regiones y asuntos y extraer lecciones claras. Además, las evaluaciones suelen hallar que los programas no se han implementado según lo planificado y, por lo tanto, es imposible determinar si la intervención planificada hubiera tenido impacto. (por ej. Cashmore y Trimboli, 2005; McGrew y Doung, 2010).
A pesar de estos problemas de medición, la literatura refleja un acuerdo general sobre ciertos principios de reforma del sector judicial y algunas áreas de acuerdo importantes sobre modelos específicos de administración de justicia. Por ejemplo, cuando las víctimas comparecen ante el tribunal acompañadas por defensores o abogados entrenados, su experiencia mejora.