- La base de pruebas sobre la eficacia de las diferentes estrategias e intervenciones en el sector de la salud, aunque creciente, aun es débil en muchas áreas. Esto plantea desafíos en varios niveles. En los casos en los que no se dispone de evaluaciones minuciosas, las decisiones respecto a cómo deben invertirse los recursos y qué programas deben ser apoyados pueden realizarse basándose en información incompleta o hallazgos de evaluaciones que no son adecuadas para los contextos específicos. En los peores casos, la ausencia de programas de evaluación apropiados también puede causar más daño que beneficio a las sobrevivientes.
- Las evaluaciones proporcionan un marco para identificar intervenciones prometedoras, apuntar a los aspectos específicos de esas intervenciones que contribuyen a su éxito, y desventajas y lagunas de cada estrategia. Sin esta información, pueden desperdiciarse recursos esenciales en programas que no conducirán a los resultados directos deseados o que incluso pueden empeorar la situación para las mujeres.
- Idealmente, un programa de salud debería ser capaz de medir el progreso hacia la consecución de sus objetivos y evaluar si una intervención ha sido beneficiosa o si ha creado riesgos adicionales. Sin embargo, muchos programas de salud desarrollan actividades sin aclarar qué resultados están tratando de lograr o si de hecho lograron esos resultados o no.
- Los programas de salud que tratan la violencia tienen especialmente la gran responsabilidad de invertir en el monitoreo y la evaluación dada la posibilidad que una intervención mal planificada puede aumentar el riesgo para las mujeres o inflingir un daño no intencionado. Por ejemplo, una sesión de capacitación puede fallar en cambiar las interpretaciones erróneas y prejuicios que pueden dañar a las víctimas de violencia, o incluso pueden reforzarlas. O una política de tamizaje de rutina puede ser implementada de forma tal que en realidad incremente el riesgo de violencia o daño emocional de las mujeres.
- El monitoreo y la evaluación ofrecen una información invalorable sobre la mejor forma en que los programas de salud pueden protegan la salud, derechos y seguridad de las mujeres que padecen la violencia.
- Los servicios de salud brindan un horizonte de oportunidades único para abordar las necesidad de las mujeres que sufren tratos abusivos y son esenciales para la prevención y respuesta a la violencia contra las mujeres y niñas, dado que la mayoría de las mujeres entran en contacto con el sistema de salud en algún momento de sus vidas (spell out -PREM, year). Con frecuencia el sector de la salud es el primer punto de contacto con cualquier sistema formal para las mujeres que sufren tratos abusivos, ya sea que lo divulguen o no. Cada visita clínica presenta una oportunidad para mejorar los efectos de la violencia así como para ayudar a prevenir incidentes futuros. El monitoreo y la evaluación de este servicio en el sector de la salud es crucial para ampliar la respuesta a la violencia contra mujeres y niñas.
- El monitoreo y la evaluación debe mirar todos los elementos del enfoque de salud que abarca todo el sistema, incluyendo políticas, protocolos, infraestructura, suministros, capacidad del personal para brindar apoyo médico y psicosocial de calidad, capacitación del personal y otras oportunidades de desarrollo profesional, documentación de caso y sistemas de datos, el funcionamiento de las redes de información de servicios disponibles, evaluaciones de seguridad y peligro, entre otros puntos que son relevantes para contextos y programas específicos.