La violencia contra las mujeres y niñas es una violación de los derechos humanos. En tanto es un asunto de derechos humanos, consagrado en la Convención para la Eliminación de Todas las formas de violencia contra la mujer (CEDAW) y en otros instrumentos regionales e internacionales de derechos humanos, debe ser reconocido como un fenómeno que viola el principio de igualdad entre hombres y mujeres, y que perdura debido a esta desigualdad. Como tal, una aproximación a la violencia contra las mujeres desde una perspectiva de derechos requiere que la desigualdad de género sea tratada como una de sus causas raíces, y que además, los derechos y las libertades de las mujeres recogidos en la CEDAW sean defendidos Por ello, los Estados están obligados a promover y proteger estos derechos humanos y todas las intervenciones deben ser diseñadas e implementadas considerando dicho criterio.
Un enfoque basado en derechos requiere desarrollar las capacidades de los “garantes de derechos” o aquellos responsables de la puesta en práctica de la ley (por ejemplo, el personal del sector judicial, seguridad/policía, salud y educación, entre otros) en cuanto a los derechos humanos y el género, su significado y cómo pueden ser aplicados en el contexto de la violencia contra las mujeres. A nivel práctico significa:
- Asegurar que los proveedores de servicios de cuidado de la salud respeten el derecho de las mujeres a tomar sus propias decisiones respecto a denunciar el abuso o a tomar acciones legales u otras medidas.
- Asegurar que la policía entienda que es su deber (ante el pedido de una mujer) intervenir en situaciones de violencia doméstica, aún cuando ésta ocurra en la privacidad de un hogar.
- Asegurar que los procedimientos de justicia (por ejemplo, el tipo de prueba que es o no permitida en casos de abuso sexual; las directivas legales sobre limitaciones para archivar un caso, etc) tengan en cuenta la naturaleza de este delito, el cual ocurre por razón de género, así como el hecho que las mujeres sobrevivientes afrontan situaciones de estigma y discriminación, lo cual puede desanimarlas de hacer su denunciar o presentar un caso inmediatamente.
- Asegurar la seguridad de las mujeres, la confidencialidad y anonimato en todo momento.
Un enfoque basado en derechos humanos también requiere desarrollar las capacidades de los “titulares de derechos”, por ejemplo, de mujeres y niñas, de modo que ellas puedan beneficiarse por sí mismas de tales derechos. Algunos ejemplos prácticos son:
- Asegurar que los servicios son disponibles, accesibles y conocidos por las mujeres y niñas.
- Implementar campañas para elevar la sensibilización sobre la tolerancia cero hacia la violencia, con el fin de reducir el estigma y modificar las actitudes que toleran esta violación de derechos humanos.
- Desarrollar actividades de capacitación para mujeres y niñas sobre sus derechos legales.
- Involucrarse con líderes de origen consuetudinario, tradicional o religioso, quienes hayan manifestado su adhesión a los derechos humanos y a la equidad de género, a fin de llegar a aquellas poblaciones que se encuentran desatendidas (ancianas, mujeres con discapacidad, inmigrantes y minorías étnicas), pero con las que ellos frecuentemente tienen contacto.