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Reforma institucional

Última editado: December 13, 2013

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La cultura y la respuesta institucionales y organizativas pueden influir en la forma en que se afianzan e inculcan las normas sociales. Dado que las instituciones, tanto públicas como privadas, tienen gran capacidad para influir en los comportamientos de personas y grupos, pueden desempeñar un papel decisivo en la promoción de valores y prácticas equitativos para ambos géneros, en la erradicación de la discriminación y violencia contra las mujeres y las niñas, así como intervenir más directamente en la prevención de la violencia.

Todas las organizaciones e instituciones son importantes ya que son parte esencial del tejido de nuestras vidas. Sin embargo, ciertas instituciones revisten especial interés. Por ejemplo, todos los medios de comunicación son importantes por el amplio efecto socializador que tienen sobre el conjunto de la población. Es también el caso del ejército y de la policía, cuyo papel en la sociedad es decisivo, incluso para responder y prevenir la violencia y la discriminación, o de las organizaciones deportivas y otras instituciones dominadas por varones, que pueden perpetuar conductas masculinas negativas, la discriminación contra las mujeres y las niñas y la tolerancia frente al abuso.

El gobierno ofrece una buena oportunidad de abordar estas cuestiones una vez establecidas, revitalizadas y reformadas las instituciones, sobre todo en periodos posteriores a conflictos.

La reforma institucional puede suponer:

  • El liderazgo de la Oficina Ejecutiva y de altos mandos en materia de igualdad de género.
  • El desarrollo de conocimientos, actitudes, capacidades y prácticas del personal para avanzar en la construcción de relaciones más equitativas en cuanto a género, más respetuosas y contrarias a la violencia.
  • La formulación e instauración de políticas, reglamentos, protocolos y/o códigos de conducta sobre la violencia sexual (incluido el acoso), para todo los empleados.
  • La creación de mecanismos para apoyar a las mujeres que corren el riesgo de sufrir abusos (p. ej., medidas de seguridad para impedir a los agresores contactar con las empleadas; proporcionar referencias a los recursos de apoyo; planificación de seguridad; flexibilidad en aspectos relacionados con la organización del trabajo para resolver cuestiones derivadas del abuso o del riesgo de abuso, etc.).
  • La movilización de recursos para la organización de talleres sobre prevención de la violencia, debates e iniciativas de concienciación.
  • La integración de una perspectiva de igualdad de género en los métodos de contratación, procesos de trabajo, servicios y productos.