- Las emergencias interrumpen a menudo el funcionamiento de los servicios de atención sanitaria. La falta de coordinación, el hacinamiento, las limitaciones en la seguridad, la ausencia de recursos financieros y humanos y la confrontación de prioridades pueden contribuir a una mayor disminución de los servicios de salud disponibles y accesibles, especialmente para las mujeres y los niños (IASC, 2005). De modo que la gama de servicios de salud puede verse limitada y es importante que el sector sanitario seleccione las intervenciones de acuerdo con el contexto sobre el terreno, en cada fase de una emergencia. La función principal de los servicios de salud en situaciones de conflicto y posteriores a los conflictos es asegurar que todos los sobrevivientes tengan acceso a servicios sanitarios básicos de calidad, así como prevenir y tratar las consecuencias de la violencia contra las mujeres y las niñas sobre la salud (UNFPA, 2012).
- Muchas sobrevivientes de la violencia contra las mujeres y las niñas no revelan el abuso que padecen por miedo a las repercusiones, al estigma social, al rechazo de sus parejas y familias, u otros motivos. Las mujeres cuya marginación se ve agravada por otro aspecto de su identidad (por ejemplo, las mujeres con discapacidades, las ancianas, las mujeres LBTI, las minorías étnicas y religiosas) se muestran todavía más reacias a revelar el abuso debido al elevado riesgo de repercusiones. No obstante, las sobrevivientes son mucho más propensas a buscar apoyo y servicios cuando la atención médica es física y geográficamente accesible, confidencial, sensible y de buena calidad (Comité Internacional de Rescate, 2012).