- Los elementos básicos de los programas de respuesta a la violencia contra las mujeres y las niñas, durante y después de una emergencia, deberían basarse en los enfoques multisectorial y multidimensional. La prioridades de las intervenciones de respuesta se centran generalmente en los sectores de la salud, el apoyo psicosocial, la justicia y la seguridad.
- En las primeras fases de una emergencia, las principales preocupaciones de programación están relacionadas con garantizar servicios básicos a los sobrevivientes, en particular la atención sanitaria y psicosocial, y en asegurar el respaldo al sector de la seguridad a fin de que pueda facilitar protecciones básicas mediante, por ejemplo, patrullas de seguridad e investigaciones éticas y eficaces de los problemas de seguridad. Puede que no sea posible proporcionar servicios jurídicos sin un sistema judicial que funcione.
- Cuando la emergencia haya sido controlada y existan más infraestructuras, podrá empezar la labor de (re)reconstrucción de capacidad de varios sectores mediante el establecimiento o restablecimiento de las infraestructuras (p. ej., por medio del apoyo a la (re)construcción de las instalaciones y la mejora de la cadena de suministro), la ampliación de la capacitación a los prestadores de servicios que puedan existir en la fase de emergencia, el trabajo con los administradores para desarrollar procedimientos para la prestación de servicios y políticas, el desarrollo de las capacidades de la sociedad civil para hacer frente a las deficiencias de la prestación de servicios, etc. Cuando se haya alcanzado el estado de derecho, los actores del ámbito de la violencia contra las mujeres y las niñas podrán contribuir a la formulación y ejecución de políticas sectoriales para promover una respuesta sistémica a este tipo de violencia y trabajar en la capacidad del sistema judicial para juzgar ética y eficazmente los casos de violencia contra las mujeres y las niñas.
- Sin embargo, según se indica en el apartado IV: Resumen de los enfoques básicos de prevención y respuesta a la violencia contra las mujeres y las niñas en situaciones de conflicto y posteriores a los conflictos, la evolución de los programas desde la fase de emergencia hasta la recuperación ha de adaptarse al contexto. Por lo tanto, la información presentada a continuación no pretende ser demasiado preceptiva ni es exhaustiva; lo que hace es poner de relieve algunos puntos clave a examinar a la hora de desarrollar y/o respaldar programas en cada uno de los sectores de la prestación de servicios, a fin de ayudar a los actores que trabajan en el ámbito de la violencia contra las mujeres y las niñas a considerar las medidas necesarias para fomentar la capacidad de los principales sectores, tan pronto como sea posible.