- Las comunidades afectadas por conflictos sufren importantes alteraciones en sus redes familiares y comunitarias debido a pérdidas, separaciones de los miembros de la familia, desplazamientos y sentimientos generales de temor y desconfianza en la comunidad. Aun cuando las redes de la familia y la comunidad permanezcan intactas, las comunidades afectadas por el conflicto podrán beneficiarse y se beneficiarán del acceso a mayores apoyos comunitarios y familiares (IASC, 2007).
- Población objetivo: Todas las poblaciones afectadas
- Acciones y actividades propuestas:
- Implementar mecanismos comunitarios de apoyo, activar las redes sociales como los grupos de apoyo a mujeres y hombres, los grupos de diálogo, educación y sensibilización de la comunidad.
- Organizar campañas de concienciación y promoción. Estas deben promover métodos constructivos de adaptación, reducir el estigma que lleva aparejada la violencia contra las mujeres y las niñas y fomentar la aceptación de los sobrevivientes.
- Tener en cuenta los retos particulares que afrontan las mujeres y las niñas LBT que son rechazadas por sus familias y comunidades debido a su orientación sexual o identidad de género (ACNUDH, 2011). Es preciso realizar investigaciones adicionales para determinar la mejor manera de prestar apoyo a estas mujeres y niñas en sociedades que penalizan a las personas por su orientación sexual e identidad de género, teniendo especial cuidado en las zonas sumamente politizadas.
- Asegurarse de que existen estrategias de ayuda mutua y resiliencia en la comunidad para apoyar a los sobrevivientes y a las personas vulnerables a la violencia contra las mujeres y las niñas.
- Apoyar las ceremonias tradicionales de limpieza y sanación que se centran en los sobrevivientes.
- Apoyar los procesos de justicia reparadora que se centran en los sobrevivientes.
- Desarrollar programas de ayuda a los padres
- Impulsar actividades educativas formales y no formales.
- Impulsar iniciativas de desarrollo de medios de vida y de empoderamiento socioeconómico.
- Garantizar que todas las intervenciones sean socialmente integradoras y fomenten la participación de los líderes locales (mujeres, hombres y jóvenes) (adaptado de UNFPA, 2012; IASC, 2007; y OMS, 2012).
- Las experiencias sobre el terreno han permitido identificar las siguientes intervenciones de base comunitaria, consideradas de suma importancia:
a. Espacios seguros (adaptado del Comité Internacional de Rescate, 2012, y la OMS, 2012)
- Los espacios seguros son lugares a los que las mujeres y las niñas pueden acudir para recibir servicios compasivos, adecuados y confidenciales. También constituyen un lugar seguro donde pueden reunirse y socializar. Los espacios seguros pueden establecerse en sitios físicos, como un centro comunitario o un centro de mujeres, o pueden ser espacios sociales puntuales. Ejemplo de ello son los grupos de actividades de mujeres, los centros de salud, los grupos de apoyo, los centros de acogida y los espacios acogedores para los niños. Los espacios seguros pueden utilizarse para poner en práctica diversas actividades o servicios, como:
- Asesoramiento individual y apoyo emocional a las sobrevivientes de la violencia contra las mujeres y las niñas.
- Diálogo abierto y sesiones de intercambio de información sobre temas específicos de interés para las mujeres y las niñas, como la salud y el saneamiento, la violencia y el cuidado de los niños.
- Actividades para desarrollar habilidades y conocimientos, incluida la alfabetización y la aritmética elemental, la educación en materia de salud, las clases de costura, etc.
- Actividades recreativas como los deportes, el baile, el teatro, las manualidades o los cuentacuentos.
- Aunque en algunos casos se cuenta con centros o estructuras ya existentes, en muchos contextos humanitarios no existe nada parecido. Además, al desatarse una situación de emergencia puede resultar difícil crear estructuras permanentes o temporales para albergar espacios seguros. Cuando se implementen programas de respuesta psicosocial, será necesario centrarse en la creación de espacios seguros temporales durante el comienzo de la emergencia que sean susceptibles de evolucionar en estructuras sostenibles una vez estabilizada la situación humanitaria (Comité Internacional de Rescate, 2012).
Ejemplo: Los centros de mujeres de Darfur del Comité Internacional de Rescate. El Comité Internacional de Rescate dirige diez centros de mujeres en Darfur que intentan satisfacer estas necesidades. Los diez centros en Darfur Meridional, Septentrional y Occidental proporcionan a las sobrevivientes de la violencia sexual el acceso crucial a los medios, al apoyo y a la posibilidad de ser remitidas a otros centros. En situaciones en las que se emplea la violencia sexual como un arma de guerra, la experiencia en sí de la violación y otras formas de violencia sexual se comparte de forma colectiva. Las mujeres suelen ser atacadas en grupo. Sin embargo, sin lugares seguros acreditados y reconocidos —espacios en los que se facilita y fomenta tanto la comunicación como el compartir experiencias— por lo general, las sobrevivientes no hablarán sobre la violación en grupo que sufrieron. Los centros de mujeres intentan crear un ambiente donde las sobrevivientes se sientan bienvenidas y seguras. Conforme las mujeres comparten sus historias particulares, las barreras en la búsqueda de asistencia —la vergüenza, el miedo al ostracismo o a ser señaladas— desaparecen cuando se dan cuenta de que no están solas. Cada centro tiene un equipo de mediadores para explicar los servicios disponibles y para proporcionar apoyo psicológico inmediato si fuera necesario. Existen trabajadores con formación específica en estos casos a disposición de las sobrevivientes para escuchar su historia y atender sus preocupaciones, para explicarles sus posibles opciones y para ayudarlas a acceder a los recursos y servicios que precisen. Los centros de mujeres también ofrecen actividades para desarrollar destrezas e impulsar una mayor autosuficiencia. Cada centro organiza diversas actividades, como clases de alfabetización o de adquisición de destrezas, actividades de apoyo emocional y oportunidades para la interacción social, como la danza, el canto o los talleres de percusión. Los centros de mujeres organizan de manera periódica sesiones informativas sobre distintos temas, que solicitan las propias mujeres, como salud reproductiva, derechos legales, cuidado de los niños, gestión de campos de desplazados y educación. Los centros de mujeres desempeñan un rol primordial en facilitar el intercambio de información, en proporcionar a las mujeres el acceso a los recursos y en fomentar los nexos entre las mujeres y otros actores que tienen la facultad de influir en el medio físico y en la calidad de vida de las mujeres desplazadas internas y sus familias.
Fuente: extracto de: Lowry C., 2007, “Los centros de mujeres: espacios de empoderamiento en Darfur”, en: Violencia sexual: arma de guerra, obstáculo para la paz, Migraciones forzadas: revista, 27: p. 43 (UNFPA).
Ejemplo: Espacio seguro de MSF en Burundi.
Como respuesta a la violación y a la violencia sexual relacionada con conflictos armados, MSF abrió en 2004 el centro de salud para mujeres Seruka en Bujumbura, Burundi. Emprender este proyecto no fue fácil, en un país donde el término ‘violación’ como tal no existe en la lengua autóctona. Para evitar la estigmatización, el centro ofrece una amplia variedad de servicios sanitarios para las mujeres, entre los que se encuentran la planificación familiar, el tratamiento de infecciones de transmisión sexual y el cuidado de las víctimas de la violencia contra las mujeres y las niñas. Las pacientes son sometidas a un seguimiento médico durante seis meses y obtienen apoyo psicosocial. Los trabajadores sociales de MSF envían a pacientes a otras ONG y grupos comunitarios locales que pueden prestar una asistencia continua y guiar a las sobrevivientes en los procedimientos legales y en la comunicación con las autoridades. Cada mes, más de 100 mujeres vencen los tabúes que rodean a la violencia sexual y visitan la clínica. Según MSF, los programas que combaten la violencia contra las mujeres y las niñas parecen funcionar mejor después de los conflictos o en ausencia de ellos. El proyecto de Burundi, por ejemplo, adquirió un impulso significativo una vez que la guerra civil comenzó a remitir. Durante un conflicto, las sobrevivientes de violencia contra las mujeres y las niñas tienen preocupaciones añadidas sobre la seguridad o sobre las consecuencias en un ambiente caótico marcado por la violencia y la impunidad.
Fuente: adaptado de Lebrun, C. y Derderian, K., 2007, pp. 50-51.
Ejemplo: El Centro de Salud de la Mujer de Al-Bureij en el campo de refugiados de Al-Bureij en Gaza (Franja, de Gaza, Territorio Palestino Ocupado).
El UNFPA apoyo la creación, en 1995, del Centro de Salud de la Mujer de Al-Bureij por parte de Culture and Free Thought Association que recibió la asistencia técnica de AIDOS, Asociación Italiana de Mujeres para el Desarrollo. Ofrece una amplia gama de servicios incluidos servicios de atención prenatal y postnatal, planificación familiar, asesoramiento jurídico y psicosocial, educación sanitaria, psicoterapia, clases de ejercicio y servicios de laboratorio. El centro también dispone de una Unidad de Intervención Masculina que dirige el programa “hombre a hombre” y sesiones de asesoramiento en grupo donde se aborda la violencia doméstica. El centro ofrece servicios especializados a un precio módico y organiza ferias de salud que proporcionan servicios gratuitos a las familias y personas pobres o marginadas.
Fuente: adaptado de UNFPA, 2005.
b. Desarrollo de habilidades, actividades sociales y empoderamiento socioeconómico
- Una vez superada la fase de emergencia de una situación humanitaria, los prestadores de servicios que se ocupan de la violencia contra las mujeres y las niñas pueden comenzar a trabajar con los grupos locales de mujeres y niñas en el desarrollo de habilidades (en particular, clases de alfabetización y aritmética elemental) y de actividades sociales culturalmente apropiadas orientas a mujeres y niñas (Comité Internacional de Rescate, 2012). El propósito de este tipo de actividades es:
- Reducir el estigma que llevan asociados los servicios o las intervenciones orientados únicamente a los sobrevivientes.
- Mejorar el acceso de los sobrevivientes al desarrollo de habilidades y a las actividades de apoyo a fin de promover su autosuficiencia y empoderamiento.
- Proporcionar otro punto de entrada que permita a los sobrevivientes adquirir servicios e información a su propio ritmo.
- Ofrecer la posibilidad de realizar actividades de apoyo emocional y curación en grupo para los sobrevivientes que ya no requieran métodos individualizados o intensivos de apoyo (extracto del Comité Internacional de Rescate, 2012, p. 66).
- Si bien el desarrollo de habilidades y las actividades sociales se consideran en ocasiones actividades socioeconómicas o generadoras de ingresos, en situaciones de emergencia humanitaria, el objetivo principal de estas actividades es de carácter psicosocial, no económico. Pese a que las desventajas económicas son un factor determinante que contribuyen a la vulnerabilidad, implantar actividades generadoras de ingresos en el comienzo de una emergencia puede ser todo un reto. La prioridad en una emergencia consiste en garantizar que las sobrevivientes de la violencia contra las mujeres y las niñas (y las personas vulnerables a la violencia) tengan acceso a medidas de apoyo capaces de salvar vidas. Una vez estabilizada la situación en lo que a seguridad se refiere, podrán surgir oportunidades para impulsar actividades generadoras de ingresos a largo plazo, como las actividades rurales de ahorro y préstamo (adaptado del Comité Internacional de Rescate, 2012). La experiencia indica que este tipo de iniciativas de empoderamiento socioeconómico contribuyen a la salud mental y al bienestar psicosocial de las sobrevivientes de la violencia contra las mujeres y las niñas, y son susceptibles de reducir el estigma (Comité Internacional de Rescate, 2012; OMS, 2012). Por otra parte, cuando el contexto humanitario lo permita, será posible combinar elementos de desarrollo de habilidades y actividades sociales con iniciativas de empoderamiento socioeconómico, para brindar el máximo apoyo. (Véase el estudio de caso relacionado con el empoderamiento social y económico de las mujeres en Burundi, Comité Internacional de Rescate, s/d; véase también el apartado de Medios de vida.)
Ejemplos: Medir los efectos: el bienestar social, psicológico y económico de los sobrevivientes en RDC
En la República Democrática del Congo, el Comité Internacional de Rescate ha estado formando y apoyando a los responsables de la asistencia individualizada de ONG locales para proporcionar servicios psicosociales a los sobrevivientes. La medida ha tenido éxito; sin embargo, según los encargados de la asistencia individualizada es necesario contar con otras competencias que permitan hacer frente al gran número de pacientes y a sus múltiples necesidades, y permitan ofrecer opciones viables para remitir a los pacientes que lo necesitan a servicios de atención más especializados. Además, el Comité Internacional de Rescate ha detectado que los sobrevivientes necesitan un mayor acceso a los recursos económicos debido a que tienden a estar alejados de sus amigos y parientes. A fin de atender las necesidades económicas y psicosociales de los sobrevivientes en la RDC, el Comité Internacional de Rescate ha introducido dos nuevos programas innovadores en Kivu del Sur, en el este de la RDC: un programa económico basado en las Asociaciones Rurales de Ahorro y Préstamo y un programa de salud mental basado en un tipo de terapia de grupo denominado Terapia de Procesamiento Cognitivo (TPC). Los programas van dirigidos a aquellos sobrevivientes que tienen dificultades para lidiar con las actividades cotidianas y que muestran síntomas significativamente altos de angustia. En definitiva, lo que pretende el Comité Internacional de Rescate es identificar intervenciones rentables y ampliables que puedan mejorar el bienestar psicológico, social y económico de los sobrevivientes de la violencia que viven en el este de la RDC.
Programa económico: El modelo de las Asociaciones Rurales de Ahorro y Préstamo se creó con el fin de proporcionar una caja comunitaria de ahorros para las personas que no tienen acceso a los bancos ni a las instituciones de microfinanciación. Son grupos de 15 a 25 miembros seleccionados por ellos mismos que forman asociaciones independientes en las que cada miembro ahorra y contribuye a un fondo monetario común. Los miembros pueden solicitar préstamos al fondo y devolverlos con intereses. Al finalizar un ciclo (generalmente, al cabo de un año), los miembros del grupo retiran su dinero además de los intereses del ahorro percibidos. El Comité Internacional de Rescate ha incluido la creación de Asociaciones Rurales de Ahorro y Préstamo en varios programas, que han arrojado resultados prometedores. Este modelo, que se basa en la confianza entre sus miembros, es considerado por el Comité Internacional de Rescate como un instrumento fundamental con el que promover la solidaridad y la cohesión social entre las mujeres y con el que contribuir a la reintegración social de los sobrevivientes.
Programa de salud mental: La Terapia de Procesamiento Cognitivo (TPC) es una terapia de grupo estructurada que, según las investigaciones, resulta muy útil para ayudar a los sobrevivientes de traumas y puede mejorar muchos síntomas relacionados con la depresión, la angustia y el trastorno por estrés postraumático. Se ha adaptado para ajustarse al contexto cultural. Varios asistentes psicosociales locales fueron formados por instructores estadounidenses expertos en TPC y aplicaron esta terapia a grupos de entre 6 y 8 mujeres. Los asistentes psicosociales son supervisados de forma directa y cuentan con asistencia para resolver problemas a medida que van surgiendo. Son supervisados a distancia por los instructores estadounidenses que se hacen cargo del control de calidad.
Véase la evaluación del programa, disponible en inglés.
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