Los refugios pueden ofrecer diferentes formas de orientación (por ejemplo, orientación de respaldo psicoeducativo; orientación terapéutica, tal como terapia cognitiva conductual y orientación informada en base al trauma), basadas en las necesidades identificadas de las mujeres, la(s) forma(s) de violencia que han sufrido y los recursos disponibles. La orientación también puede ser utilizada en la intervención en crisis o para respuestas de largo plazo para el trauma, pero requiere habilidades y conocimientos especializados. Las orientadoras del refugio deben estar capacitadas para proveer la(s) forma(s) específicas de orientación que ofrecen (Secretario General de la ONU, 2006b).
La orientación es importante para ayudar a las sobrevivientes a:
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Mejorar la autoestima
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Ampliar los mecanismos de afrontamiento
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Comprender lo que han vivenciado
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Superar la culpa
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Expresar su enojo
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Comprender que no son responsables de la violencia que han sufrido
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Saber que no están solas
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Acceder a redes y servicios de apoyo
Los abordajes utilizados deben ofrecer empoderamiento y apoyo, respetar la autonomía de la mujer y alentarla para que tome decisiones independientemente, en vez de ofrecer instrucciones y decirle qué hacer (Benett, et al, 2004; UNFPA, 1999).
La orientación debe permitirles a las mujeres:
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Descubrir que son las expertas de su propia vida y fortalezas.
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Internalizar un sentido de poder individual y colectivo.
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Entender que sus experiencias son opresivas políticamente en vez de causadas por ellas mismas.
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Aprender a mantenerse unidas como una comunidad.
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Utilizar herramientas para controlar mejor sus vidas.
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Emplear estrategias para crear seguridad e independencia.
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Participar totalmente en la toma de decisiones, conservación de registros y creación de reglas que afectan sus vidas.
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Volverse líderes y defensoras contra la violencia de género.