Más allá de la protección y la seguridad, los refugios prestan diversos servicios emocionales y psicosociales, que son esenciales en el apoyo a las mujeres para que recuperen el control sobre sus vidas. Este apoyo de emergencia y de corto plazo es fundamental para el proceso de recuperación a largo plazo y puede contribuir a ayudar a las sobrevivientes a mantenerse a salvo de la violencia y a aquellas en riesgo a evitar el abuso por completo.
Los refugios empoderan a las mujeres y niñas al:
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Proporcionar orientación (en persona o en línea) y responder al trauma para ayudar a las mujeres a manejar el impacto de la violencia en sus vidas.
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Facilitar grupos de apoyo para fortalecer el acceso de las mujeres al respaldo de pares y la solución de problemas.
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Fomentar el desarrollo del conocimiento y habilidades de las mujeres a través de la creación de planes de caso para incrementar sus opciones y oportunidades (por ejemplo, jurídicas, sociales y económicas) que las ayudan a escapar de los patrones de control en sus vidas y pueden permitirles alcanzar sus metas personales.
El empoderamiento de las mujeres se refuerza aún más cuando los refugios crean un entorno que alienta a las mujeres a tomar decisiones por ellas mismas, establecer y lograr sus propias metas personales y que garantiza la participación de las mujeres y los aportes son integrados dentro de todos los aspectos del funcionamiento del refugio. Esto incluye el empleo de abordajes que demuestran el trabajo en equipo y el equilibrio de poder entre el personal del refugio y las mujeres que buscan apoyo (Mujeres Contra la Violencia Europa, 2004a).