Las campañas deben tener un propósito y planificarse de manera imaginativa para tener en cuenta los aspectos inciertos e imprevisibles que caracterizan la ejecución de una campaña.
En lo que respecta al propósito, la Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo (AWID, 2003) recomienda examinar las preguntas que se enumeran a continuación antes de comenzar una campaña o sumarse a ella:
- ¿Por qué me sumo /creo esta campaña? ¿Qué resultados espero obtener?
- ¿A quién/qué apoya esta campaña?
- ¿Quién apoya esta campaña y por qué?
- ¿Cuenta esta campaña con apoyo a diferentes niveles y se basa en dificultades cotidianas que podrían superarse si se alcanza el objetivo de la campaña?
- ¿Aprovecha esta campaña un momento estratégico o una sede política determinada que resultan apropiados para la cuestión?
- ¿Servirá la campaña para sensibilizar a la población y alentar la participación de los ciudadanos en la adopción de decisiones?
- ¿Contribuirá la campaña a la transformación de las relaciones de poder entre hombres y mujeres?
Formular las preguntas siguientes puede contribuir a adoptar una decisión respecto de si tiene sentido comenzar una campaña:
- ¿Puede alcanzarse el objetivo o contribuirse a su logro a través de otros medios menos gravosos? La organización de campañas puede ser un proceso largo y costoso, que entraña la participación de muchos interesados. En algunos casos, la promoción de determinados intereses entre los principales encargados de la adopción de decisiones puede ser una forma más eficaz en función de los costos para resolver problemas concretos, y puede traer aparejada una verdadera reforma jurídica o política. No obstante, las buenas políticas y leyes no siempre se aplican plenamente, y el cabildeo en sí mismo no ejerce influencia en los medios ni cambia las actitudes ni el comportamiento de la población en general, incluidos los encargados de velar por el cumplimiento de la ley. Por ejemplo, el cabildeo ante las autoridades en materia de educación puede acelerar la adopción de políticas para prevenir el abuso sexual y otras formas de abuso en las escuelas. Sin embargo, si la nueva política no se divulga ampliamente entre el personal de las escuelas, los progenitores y el público, la aplicación de esta probablemente sea lenta y fragmentaria. En tales situaciones, las campañas pueden contribuir a suministrar la información, la presión y la motivación para que las políticas realmente se pongan en práctica.
- ¿Se corre el riesgo de duplicar o competir con una campaña organizada por otros sobre la cuestión que ha de abordarse? Si su organización o alianza no realiza una campaña sobre el tema, ¿lo hará otra? ¿Se ahorrarán tiempo y recursos sumándose a una campaña en curso con una buena trayectoria de éxitos?
- ¿Es el momento oportuno para abordar la cuestión? ¿Qué es lo peor que podría suceder si su organización o alianza no realiza una campaña sobre esta cuestión en este momento?
- ¿Está su organización o alianza en condiciones de movilizar los recursos necesarios para ejecutar una campaña sobre la cuestión, incluidos los conocimientos, las competencias y los recursos financieros necesarios?
- ¿Qué expectativas de éxito tiene el equipo de la campaña? Si estima que las posibilidades de tener éxito son escasas, debería considerarse la posibilidad de adoptar otros enfoques o realizar otro tipo de actividades.