Las campañas de los últimos decenios han contribuido significativamente a intensificar la conciencia respecto de que la VCM es una violación de los derechos humanos que afecta a la sociedad en general. Han contribuido a atraer apoyo e impulsar el cambio en los marcos legislativos y normativos internacionales y nacionales. No obstante, a pesar de estos progresos, la violencia contra las mujeres y niñas sigue imperando en todo el mundo. Se necesita un esfuerzo sostenido y prolongado de toda la sociedad y de todas las disciplinas para abordar eficazmente las causas de la VCM, que están profundamente arraigadas en las actitudes y prácticas sociales.
Las campañas son una herramienta apropiada a este respecto, ya que pueden:
- Convertir la VCM en una cuestión pública y poner de relieve el hecho de que se trata de una preocupación pública que afecta a todos los sectores de la sociedad.
- Cuestionar las actitudes y comportamientos individuales y de toda la sociedad que aceptan y toleran la VCM e impulsar cambios a ese respecto.
- Constituirse en un medio para informar y educar a las supervivientes de la VCM acerca de su derecho a recibir apoyo y reparación, y la forma en que pueden hacer valer estos derechos.
- Catalizar las iniciativas de diferentes organizaciones y particulares mediante actividades coordinadas, que abarquen dimensiones y sectores múltiples para prevenir la VCM y prestar apoyo eficaz a las supervivientes de la VCM.
- Establecer una masa crítica para el cambio reuniendo a personas de distintos orígenes para intercambiar experiencias, crear redes y fomentar movimientos más amplios y poderosos.
- Desarrollar competencias de liderazgo entre los organizadores y partidarios de la campaña y empoderar a las mujeres y los hombres, las niñas y los niños para que se conviertan en agentes de cambio y defensores de las relaciones entre los géneros libres de violencia y basadas en la igualdad.