Consideraciones generales

Última editado: December 29, 2011

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Opciones
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  • A fin de establecer los mejores puntos de ingreso y estrategias para abordar la cuestión en el plano nacional y/o local, deberían realizarse investigaciones formativas o análisis de la situación para comprender mejor el contexto en que se ejecutará un programa. Una evaluación amplia de la situación actual respecto del alcance (prevalencia e incidencia) y las formas de violencia y de las respuestas de seguridad a esa violencia (tanto a nivel jurídico y normativo, como operativo), entre otros factores, puede contribuir considerablemente a la identificación de las oportunidades y los riesgos de trabajar con el sector en su totalidad y con instituciones o actores concretos en particular, y es decisiva para planificar y diseñar intervenciones eficaces.  
  • Los análisis de la situación deberían valerse de las investigaciones y la documentación existentes (como estudios sobre prevalencia basados en la población, costos y consecuencias de la violencia y encuestas sobre la delincuencia); y gran parte del análisis inicial puede ser documental. Si los registros policiales y sobre delincuencia son públicos, estos también pueden suministrar abundante información.
  • La recolección de datos debería ser lo más participativa posible para obtener una perspectiva multifacética de la cuestión. Si se dispone de datos limitados y se requieren más investigaciones primarias, el proceso debería incluir entrevistas individuales y debates de grupos de reflexión con interesados fundamentales, incluidos supervivientes y personal o directivos de los ministerios de defensa y del interior o de instituciones policiales, proveedores de servicios, promotores, organizaciones de la sociedad civil y autores de violencia, entre otros actores. Las precepciones y experiencias de los interesados y del nivel de efectividad de las instituciones y el personal para abordar la cuestión son importantes para comprehender cómo generar eficazmente los cambios necesarios.
  • Al formular preguntas sobre temas íntimos como la violencia doméstica y/o sexual, las entrevistas con las supervivientes siempre deberían seguir pautas éticas (Comité de Asistencia para el Desarrollo de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (CAD/OCDE), 2007).

 

¿Quién debe realizar las investigaciones formativas?

  • Las evaluaciones realizadas para que sirvan de base al diseño de iniciativas sobre la violencia de género en que participan la policía o el sector de la seguridad suelen ser realizadas por organizaciones no gubernamentales, donantes, órganos de investigación o consultores independientes. En general se consulta a las instituciones de seguridad y sus directivos como parte del proceso, cuando procede; y distintos funcionarios pueden formar parte del equipo de evaluación (aunque tradicionalmente no han realizado estas evaluaciones por sí solos). 
  • Los equipos de evaluación deberían incluir tanto a mujeres como a hombres, y estar integrados por:
    • Expertos nacionales o internacionales que tengan conocimientos específicos sobre la violencia contra la mujer y el sector de la seguridad. En la medida de lo posible, deberían tener experiencia en la realización de evaluaciones de programas o de cuestiones específicas. Los expertos internacionales también pueden aportar comparaciones e ideas de otros entornos nacionales (CAD/OCDE, 2007).
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    • Expertos nacionales que tengan una comprensión profunda de las funciones y prácticas de la policía (y los militares cuando proceda) en relación con la violencia de género, y que tengan las competencias de comunicación y facilitación para celebrar consultas con una amplia gama de interesados estatales y de la sociedad civil de zonas tanto rurales como urbanas, de diferentes extracciones étnicas, nacionales o religiosas.
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    • De ser necesario, traductores para asegurar la participación de los grupos que hablan solo idiomas locales, considerando la posibilidad de contratar traductoras al hablar sobre la cuestión con las supervivientes. 
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    • Personal de seguridad que tenga conocimientos sobre las cuestiones de género e, idealmente, responsabilidades relacionadas con el tratamiento de la violencia. El personal masculino puede contribuir especialmente a fortalecer las alianzas con hombres de instituciones de seguridad, lo que resulta esencial para garantizar el éxito de una iniciativa (CAD/OCDE, 2009).