- Los agentes de policía y, en algunos entornos el personal militar, podrían ser los primeros en responder a incidentes de violencia dentro de la pareja, agresión sexual y trata de personas, entre otras formas de violencia que las mujeres experimentan. Aunque la labor del personal de seguridad podría tener un alcance limitado fuera de los principales pueblos y ciudades en muchos contextos, con frecuencia se denuncian ante la policía casos de violencia contra mujeres (y en situaciones de conflicto o después de conflictos, ante las fuerzas armadas). Aunque los miembros de la familia, las organizaciones de la sociedad civil y los dirigentes tradicionales y locales suelen prestar apoyo inicial a las supervivientes de la violencia, en muchos casos la policía es el primer punto de contacto de las supervivientes con el Estado (Consejo de Población, 2010 (en inglés); Centro Internacional de Reforma del Derecho Penal y de Política de la Justicia Penal/ Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), 1999 (en inglés)), y es fundamental que tenga las capacidades institucionales y humanas para responder adecuada y sensiblemente a las necesidades de las supervivientes. Esto alentará a estas a denunciar sus experiencias de violencia y les suministrará los servicios y remisiones pertinentes de asistencia médica y psicosocial, así como el apoyo jurídico, económico, en materia de vivienda y de otra índole.
- La policía (y en ciertos contextos, las fuerzas armadas) pueden desempeñar un papel de liderazgo fundamental para prevenir la violencia la contra la mujer. El personal puede aplicar distintas medidas, como trabajar con grupos y dirigentes de la comunidad para determinar las amenazas concretas a la seguridad de las mujeres y planificar estrategias de prevención; usar estrategias de despliegue concretas para detener o impedir incidentes de violencia; participar en actividades de divulgación; y comunicar la forma en que trabajarán para abordar el problema, lo cual puede transmitir a la población un mensaje en el sentido de que este comportamiento no es aceptable. El compromiso de la policía con el problema de la violencia puede dar impulso a las asociaciones con funcionarios públicos y proveedores de servicios, un elemento decisivo para promover respuestas multisectoriales amplias que incluyan apoyo integral a los supervivientes.
- Las percepciones del público y la confianza en el personal de seguridad (generalmente la policía) pueden verse determinadas por la respuesta de la policía a la violencia contra la mujer. Las respuestas de seguridad también influencian las decisiones de las mujeres, sus familias y sus comunidades de usar los servicios del personal de seguridad y colaborar con ellos, o recurrir a otros actores para obtener protección y justicia (por ejemplo, vigilantes o autoridades consuetudinarias). En situaciones en que la presencia de la policía (u otro personal uniformado) es muy visible en las comunidades, esta puede actuar como agente de cambio positivo al servir de modelo de comportamiento que pone en tela de juicio las normas existentes sobre la violencia y promueve actitudes y prácticas más equitativas en materia de género.
- En algunos casos los actores del orden y otro personal uniformado perpetran actos de violencia contra mujeres y niñas. Esto constituye una violación de su mandato y puede reducir la confianza en las instituciones encargadas de la seguridad, disminuyendo la eficacia del sector en general. Velar por que el personal de seguridad rinda cuentas de los abusos de los derechos de la mujer y comprenda las causas y las consecuencias de dicha violencia es fundamental para poner fin a la impunidad en el sector y en la sociedad en general.