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Adolescentes

Última editado: February 25, 2011

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  • Aunque no hay una definición internacional para la adolescencia, generalmente se describe como el período desde la niñez a la edad adulta que comienza con la pubertad, y que abarca desde los 13 a los 19 años, pero también se puede considerar que comienza tan pronto como a los 10 años.

Las niñas se encuentran en riesgo de múltiples formas de violencia durante estos años, incluidas:Preferencia por los hijos varones

En varias culturas alrededor del mundo, el padre y la madre reciben con beneplácito el nacimiento de varones, y se desilusionan con el nacimiento de sus hijas. En su forma extrema, la preferencia por los hijos varones puede desencadenar en prácticas tales como el aborto selectivo de los fetos femeninos e infanticidio femenino, el cual en algunas partes de Asia meridional, Asia Occidental y China, han alterado significativamente las proporciones de nacimientos de niños y niñas (Plan International, 2007). En otros casos, la preferencia por los hijos varones se demuestra en términos de negligencia grave hacia las niñas, a veces con resultados fatales (ECOSOC, 2002). A veces la mortalidad de las niñas es resultado de la discriminación hacia las madres. En entornos donde las madres no reciben la atención y nutrición adecuadas, sus hijos e hijas, y especialmente estas últimas se encuentran en mayor riesgo (Plan International, 2007). Sin embargo, la manifestación más común de la preferencia por los varones implica favoritismo en el desarrollo social, intelectual y físico de un niño, relegando a la niña. Algunos ejemplos relevantes para niñas adolescentes incluyen exigir que una hija abandone la escuela para ocuparse de las tareas del hogar, o impedir que participe en juegos u otras actividades con sus pares, para que se quede en casa y cuide a sus hermanos y hermanas más pequeños.

Mutilación genital femenina/ ablación

Mutilación genital/ablación femenina, que implica cortar sin justificación médica todos o parte de los genitales femeninos externos, se practica principalmente en África, especialmente en Djibouti, Egipto, Eritrea, Etiopía, Guinea, Mali, Sierra Leona, Somalia y Sudán del Norte (Toubia, 1999; Carr, 1997). Este procedimiento se práctica a las niñas entre las edades de cuatro a 14 años (OMS, 1998). Los extensos riesgos de salud asociados a la MGF no han sido suficientes históricamente para detener la práctica en muchos entornos donde las normas sociales rigen la sexualidad de las mujeres. En muchos lugares, La MGF aumenta las posibilidades de las niñas de contraer matrimonio, y hasta puede ser un requisito. En algunas culturas islámicas tradicionales, y a pesar de la cantidad cada vez mayor de imames que predican en contra de la práctica, tanto los hombres como las mujeres pueden considerar que la MGF es ‘sunna’, o preceptiva (Carr, 1997). La amplia gama de grupos culturales, étnicos y religiosos que practican la MGF, comparten una característica en su perpetuación, el condicionamiento de las familias para aceptarla y defenderla. Se esgrimen varios mitos, tales como el que insiste que la MGF promueve la higiene y la buena salud, para estigmatizar a las niñas que no han sido mutiladas. Con este fondo de presión social, la MGF continúa en vigencia, aún en muchos lugares donde los gobiernos la han prohibido.

Matrimonio precoz

El Comité Interafricano para las Prácticas Tradicionales define al matrimonio precoz como “todo matrimonio contraído antes de los 18 años de edad, antes que la niña esté física, psicológica y fisiológicamente preparada para tomar las responsabilidades del matrimonio y la maternidad.” (Comité Interafricano, 1993, en Somerset, 2000) Esta práctica es más prevalente en los países en desarrollo. Se estima que en Asia meridional y África subsahariana, por ejemplo, un promedio de una cada tres niñas entre 15 y 19 años ya están casadas; y en ciertos países estos porcentajes son más altos. (Otoo-Oyortey y Pobi, 2003). En cuanto a la práctica de la MGF, el deseo de controlar la sexualidad de las mujeres puede ser una de las razones más importantes por las cuales las familias deciden casar a sus hijas a una edad temprana. Por ejemplo, se puede promover esta práctica como forma de reducir el riesgo de que una joven mantenga relaciones sexuales prematrimoniales, o como forma de maximizar el período de vida reproductiva. Entre algunas comunidades africanas, los padres de una niña pueden obtener una dote mayor por su hija si esta es virgen y, por tanto, se la percibe como libre del VIH y otras infecciones de transmisión sexual. En algunos lugares de Asia, donde predomina la tradición de la dote, los padres de una niña que se casa joven pueden pagar menos a la familia del novio porque las niñas más jóvenes son más atrayentes que sus pares mayores. Cualesquiera sean los beneficios materiales o de otra índole para la familia, las consecuencias del matrimonio infantil pueden ser letales para la niña. Las complicaciones del embarazo precoz, por ejemplo, se encuentran entre las principales causas de mortalidad para las niñas entre 15 y 19 años de edad, en todo el mundo (Black, 2001). Aunque no resultara ser fatal, el embarazo precoz aumenta significativamente el riesgo de sufrir lesiones, infecciones y discapacidades, incluida la fístula obstétrica. El embarazo precoz también representa riesgos para el/la bebé de la niña: las probabilidades que el/la bebé muera durante su primer año de vida son 60 por ciento más elevadas si su madre es menor, más que mayor, de 18 años de edad (Black, 2001). Debido a factores biológicos, las esposas jóvenes también son físicamente más vulnerable que las mujeres maduras a contraer enfermedades de transmisión sexual, incluido el VIH, de una pareja seropositiva—un peligro agravado por el hecho que las niñas tienen aún menos posibilidades de negociar el sexo sin riesgo con sus parejas que las mujeres mayores.

Violencia de pareja

Un factor de riesgo importante de la violencia de pareja puede ser la joven edad de la esposa; las investigaciones sugieren que las niñas que contraen matrimonio a temprana edad corren mayor peligro de sufrir violencia que aquellas que se casan más tarde, especialmente cuando existe una gran diferencia de edad entre la niña y su esposo. (Rubeihat, citado en Black, 2001). Las niñas obligadas a contraer matrimonio—cuyo ejemplo extremo es el ‘matrimonio por rapto’ que se practica en algunas partes de África, Europa Oriental y Asia—habitualmente también sufren el trauma adicional de la iniciación sexual forzada. Las niñas también son más proclives a estar aisladas socialmente debido a su edad y la falta de recursos propios, y por tanto tienen menos posibilidades de buscar asistencia por violencia doméstica. También es más probable que las niñas acepten el maltrato por parte de sus parejas como parte de las diferencias de poder en el matrimonio (Otoo-Oyortey y Pobi, 2003). En muchas partes del mundo, las mujeres jóvenes también padecen violencia en las citas románticas, incluidas las conductas controladoras de sus novios, maltrato verbal y físico, y violación durante una cita.

Incesto

El incesto es toda actividad sexual entre una niña o un niño y un familiar cercano. Aunque la mayoría de las culturas en todo el mundo tienen sanciones legales y sociales que prohíben el incesto, es un problema generalizado. La OMS estima que de las 150 millones de niñas y los 73 millones de niños que han sido forzados a mantener relaciones sexuales en todo el mundo, hasta el 56 por ciento de las víctimas niñas sufrieron el maltrato de miembros de la familia, comparado con hasta 25 por ciento de las víctimas varones (UN Study on Violence Against Children, 2006). La edad pico de vulnerabilidad al abuso sexual infantil—ya sea por un familiar o no—se estima entre los siete y los 13 años de edad (Finkelhor, 1994). Las pruebas empíricas obtenidas en todas las culturas, sugieren que en el 40 al 60 por ciento de los casos de abuso sexual dentro de la familia, la víctima es una niña menor de 15 años (Kapoor, 2000).

Violencia sexual en las escuelas

Aunque los datos sobre la prevalencia de la violencia sexual en las escuelas aun es limitada, las pruebas existentes muestran un panorama desolador: según las investigaciones realizadas en escuelas públicas de los Estados Unidos, por ejemplo, el 83 por ciento de las niñas encuestadas en los grados 8 al 11 manifestaron haber sufrido alguna forma de acoso (Newton, 2001). En muchas instancias, los perpetradores son aquellos a quienes se les confió el cuidado y la protección de las niñas. Estudios de Botswana, Ghana, Malawi, Zimbabwe y Pakistán indican que tanto los maestros como los estudiantes varones usan lenguaje sexual explícito con las niñas y/o les hacen propuestas sexuales (Dunne, Humphreys y Leach, 2003; UNICEF y Save the Children, 2005). Además, el peligro para las niñas no está limitado al predio escolar: investigaciones realizadas en Perú sugieren que el riesgo de una niña a la violencia aumenta en relación a la distancia que ella debe viajar para llegar a la escuela (UN Study on Violence Against Children, 2006). Esta situación se agrava en entornos escolares donde hay pocas maestras, especialmente en posiciones de autoridad. En muchos países en desarrollo en todo el mundo, hay más maestros que maestras. Para una niña es difícil desafiar a la autoridad masculina y/o buscar asistencia en tales contextos dominados por los hombres. En virtud de su condición, las estudiantes son proclives a sufrir violencia debido a su estatus inferior en relación a los niños y a sus maestros, y como método para reforzar dicho estatus. Con respecto a la primera situación, los niños con frecuencia pueden intimidar, acosar e incluso agredir a las niñas con cierta impunidad, porque las niñas tienen pocos recursos de protección en los entornos escolares dominados por los varones. Con respecto la última situación, los niños pueden hostilizar a las niñas que no siguen las normas tradicionales de sumisión femenina, tales como aquellas que son líderes y/o se desempeñan bien en la escuela, para ‘ponerlas en su lugar’.

Violencia sexual en la comunidad

Dada la vulnerabilidades asociadas con su edad, físico y falta de poder para negociar, es probable que las adolescentes se encuentren entre los grupos de más alto riesgo de sufrir violencia sexual contra ellas perpetrada por miembros de su comunidad. Sin embargo, para muchas niñas en todo el mundo, la agresión sexual de los niños y los hombres es normativa y, por tanto, las niñas (o los niños) no la perciben como un delito a menos que sobrepase los límites y se la coloque dentro de las definiciones más conformistas de violación. En particular, 11 por ciento de las adolescentes que respondieron a una encuesta que se llevó a cabo en Sudáfrica informaron haber sido violadas, pero otro 72 por ciento informó haber sido forzada a tener relaciones sexuales. (Jewkes et al., 2000, en Bennett, Manderson y Ashbury, 2002). Las estimaciones de la tasa promedio de primera experiencia sexual forzada entre las adolescentes en todo el mundo son del 10 al 30 por ciento, pero en algunos lugares tales como Corea, Camerún y Perú, esta cantidad se acerca más al 40 por ciento. Investigaciones en el Caribe sugieren que los casos de primera experiencia sexual forzada pueden llegar al 48 por ciento (Koenig et al., 2004, Jejeeboy y Bott, 2003, Ellsberg y Heise, 2006). Un hecho importante, es que cuanto más jóvenes son las adolescentes, parecen correr más riesgo, ya que la probabilidad de una iniciación sexual coaccionada o forzada disminuye a medida que crecen. Investigaciones multinacionales llevadas a cabo por la OMS, hallaron que las mujeres que informaron (con posterioridad) que su primera experiencia sexual tuvo lugar antes de cumplir los 15 años, eran más proclives a haber tenido una iniciación sexual forzada o coaccionada que aquellas que informaron haberse iniciado antes de los 17 años. Las mujeres que informaron haber tenido su primera experiencia sexual después de los 17 años de edad, eran las menos proclives a que hubiera sido forzada. (UN Study on Violence Against Children, 2006).

Trata y explotación sexual de niñas

Según UNICEF, de un millón de niños y niñas aproximadamente que ejercen la prostitución por fuerza o coacción cada año, la mayoría son niñas (UNICEF, 2005). Muchas de esas niñas son víctimas de las redes mundiales de trata. Aunque se cree que la cantidad más grande de niñas y niños que ejercen la prostitución—algunos con tan solo 10 años de edad—se concentran en Brasil, India, Tailandia, China y los Estados Unidos, los expertos están de acuerdo que la prostitución infantil es un fenómeno a escala mundial que no solo está en aumento sino que capta a niñas cada vez más jóvenes (Willis y Levy, 2000). Aunque mucho más difícil de medir, una importante parte de la explotación sexual infantil ocurre fuera del contexto de los mercados comerciales. Las niñas y niños pueden practicar el sexo de ‘supervivencia’ para obtener dinero o bienes para subsistir, o los mantiene un amante mayor, u conocen hombres mayores que les ofrecen regalos, la matrícula escolar, etc. a cambio de favores sexuales. Están emergiendo datos que sugieren que el creciente número de huérfanos de África subsahariana están particularmente en riesgo: 47 por ciento de los niños y niñas encuestados en Zambia que ofrecían sexo a cambio de dinero habían perdido a ambos padres a causa del SIDA, y el 24 por ciento había perdido al padre o la madre (UN Study on Violence Against Children, 2006). Ya sea en mercados comerciales o no comerciales, las niñas y los niños pobres, sin educación, sin hogar, o que por alguna otra razón viven al margen de la sociedad, se encuentran en mayor riesgo de ser víctimas de la explotación sexual—y tienen menos posibilidades de obtener asistencia.

  • Aunque la adolescencia puede ser un período especialmente vulnerable a las múltiples formas de violencia, muchos programas de salud no están diseñados para reconocer y abordar las necesidades específicas de las adolescentes. Algunos de los factores asociados con la dificultad de las adolescentes para acceder a los servicios de salud incluyen:

Fuente: Extracto de Temin, M. y Levin, R., 2009. Start with a Girl: A New Agenda for Global Health. Center for Global Development, p. 41.

  • Algunos factores que las personas jóvenes consideran de mayor importancia en los servicios para que estos sean acogedores para la juventud incluyen confidencialidad, privacidad, tiempo de espera corto, bajo costo, y amabilidad hacia las mujeres y los hombres (Erulkar, A.S., Onoka, C.J. & Ohir, A., 2005, citado en Shaw, 2009; Mmari, K.N. & Magnani, R.J, 2003; Kipp et al., 2007). Otras consideraciones importantes que todos los programas de salud deben tener en cuenta cuando se trabaja con adolescentes son: 

 

Marco de la OMS para prestar servicios amigables para la juventud

 

Para que se consideren amigables para la juventud, los servicios deben ser equitativos –todos los adolescentes, no solo ciertos grupos, pueden obtener los servicios de salud que necesitan; accesibles -las adolescente pueden obtener los servicios que se les brinda; aceptables; los servicios prestados de manera que satisfagan las expectativas de usuarios adolescentes; apropiados –se brindan los servicios que necesitan las adolescentes; y eficaces –se prestan los servicios indicados en la forma adecuada y contribuyen positivamente a la salud de los adolescentes.

 

Otras características específicas hacen que los servicios sean amigables para las adolescentes. Estas incluyen procedimientos para facilitar la admisión fácil y confidencial, tiempos de espera y derivación cortos, y capacidad para ver pacientes sin cita. El personal profesional no es prejuiciado, tiene competencia técnica en áreas específicas de la adolescencia y en promoción de la salud, y cuentan con personal de apoyo compasivo. El espacio físico debe ser conveniente y permitir la privacidad. Además, deben estar respaldados con difusión comunitaria y diálogo entre pares para aumentar la cobertura y la accesibilidad (B.J. Ferguson, pers. Comm.: OMS 2003a).

Extracto de Temin, M. y Levin, R., 2009. Start with a Girl: A New Agenda for Global Health. Center for Global Development, p. 45.

  • Además, los diferentes tipos de servicios deben ajustar sus servicios a las necesidades específicas de sus pacientes. Los Servicios de salud sexual y reproductiva tienen especial relevancia. Muchas iniciativas de salud reproductiva para jóvenes han asumido que la actividad sexual es voluntaria y por tanto se han dedicado a ayudar a las personas jóvenes a ser responsables en su vida sexual.

 

Extracto de Temin, M. y Levin, R., 2009. Start with a Girl: A New Agenda for Global Health: Center for Global Development, p. 46.

  • Este enfoque no tiene en cuenta las pruebas empíricas que indican que muchas niñas y mujeres jóvenes tienen sexo forzado y/o no pueden negociar el sexo, el uso del condón u otros métodos anticonceptivos sin temor a la violencia física (Jejeebhoy y Bott, 2003). Algunos métodos para mejorar los servicios de salud reproductiva incluyen: 
    • Mayor disponibilidad de anticonceptivos y otros servicios de salud sexual para las adolescentes. Esto no solo requiere que las profesionales de la salud sean sensibles a la sexualidad de las adolescentes y se sientan cómodas hablando sobre temas sexuales con ellas, sino también que los servicios de salud sexual y reproductiva se encuentren en áreas geográficas convenientes para las adolescentes, y que promuevan la privacidad y la confidencialidad.
    • Establecer vínculos con el resto de la comunidad. Aún cuando los servicios de salud mejoran su capacidad para responder a las necesidades de las adolescentes, las actitudes de la comunidad pueden desalentar a las adolescentes para que busquen asistencia y tratamiento (Mmari y Magnani, 2003). Por tanto es crucial que los profesionales trabajen con la comunidad para dar a conocer la importancia de que las adolescentes soliciten y reciban servicios de salud sexual y reproductiva.
    • Despistaje universal para las adolescentes casadas. Todas las adolescentes casadas corren alto riesgo y, en consecuencia, deben recibir el despistaje de violencia. Los servicios prenatales y de salud materno-infantil son el principal punto de entrada para alcanzar a las niñas casadas durante su primer embarazo. El personal de servicios prenatales y de salud materno-infantil debe estar capacitado para educar y atender a las niñas casadas, ser sensible a sus riesgos, vulnerabilidades, y necesidades, incluyendo el trabajo de parto antes de término, nutrición adecuada, importancia de la asistencia obstétrica de emergencia, derivación a orientación y prueba de ITS/VIH voluntaria, etc. 
    • Establecer vínculos con los servicios que se prestan en las escuelas. Cuando el despistaje realizado en los servicios de salud indica que el embarazo o la ITS/VIH se debe a acoso sexual en la escuela, los sectores sanitarios deben colaborar con el sistema de educación para que todos trabajen concertadamente para proteger a las niñas de la violación. Además, la cooperación estrecha con el sistema de educación debe permitir la instalación de servicios en las escuelas. Generalmente, una oficina dentro de la escuela y una enfermera capacitada en atención de salud sexual y reproductiva específica para adolescentes y en despistaje y orientación.
    • Realizar campañas entre las jóvenes casadas para la prevención del matrimonio precoz, la violencia en las relaciones de adolescentes, la explotación sexual, etc.

 

 

 

Ejemplo: En el 2000 la ONG mexicana Fundación para la Equidad, creó un programa para prevenir la violencia entre jóvenes de 14 a 29 años de edad en respuesta a los hallazgos que las niñas y las mujeres de 16 a 24 años son las más vulnerables a la violencia. El programa está diseñado para prevenir la violencia especialmente entre novios. En Ciudad de México hay sesiones permanentes para quienes han sufrido violencia de pareja o familiar. Estas sesiones están dirigidas por moderadoras, duran tres horas, y cubren temas tales como: relaciones, nuevas normas de género, sexualidad, anticonceptivos, derechos reproductivos, violencia contra las mujeres y las niñas, tipos de violencia, ciclos de violencia, asuntos legales, y cómo establecer relaciones no violentas. Mediante estas sesiones, el programa busca transformar a las participantes en promotoras contra la violencia hacia mujeres y niñas.
Fuente: extracto adaptado de: APIS Fundación para la Equidad, México: & Bustamente, N., 2007. Modelo de Atención y Prevención de la Violencia Familiar y de Género: Nosotras en la Violencia Familiar. Ciudad de México, México: APIS, Fundación para la Equidad, A.C.

 

 

Ejemplo: En el 2004, la ONG mexicana, Instituto Mexicano de Investigación de Familia y Población creó un programa de capacitación para adolescentes titulado “Rostros y Mascaras de la Violencia”. Este programa está dirigido a adolescentes entre 13 y 16 años de edad y se ofrece en una zona de pocos recursos en Ciudad de México a través de la agencia gubernamental “Desarrollo Integral de la Familia. El programa dura 20 horas (10 sesiones de dos horas cada una) y aborda los temas de violencia en el contexto de amistades y relaciones amorosas.

Una encuesta llevada a cabo entre 81 adolescentes antes y después de participar en este programa, halló que las actitudes hacia la violencia y las relaciones cambiaron. Esto se demostró mediante un aumento de las respuestas correctas a las siguientes cinco preguntas de la encuesta (tome nota que la respuesta correcta en todos los casos en la lista es “falso”): 1) Amor significa que puedes perdonar cualquier cosa (44% a 83%), 2) Los celos son una demostración de amor ( 28% a 77%), 3) Las mujeres que aceptan la violencia lo hacen por amor (19% a 61%), 4) Los hombres son violentos por naturaleza (entre 74% y 83%), y 5) Sólo las mujeres jóvenes y atractivas son violadas (60 a 65%). El programa ha desarrollado una cantidad de herramientas y tiene un canal YouTube que proporciona información sobre su programación así como sobre las campañas del IMIFAP contra la violencia en los “noviazgos”.

Las herramientas están disponibles en español.

Los videos están disponibles en español.

Fuente: Adaptado de Instituto Mexicano de Investigación de Familia y Población.


Ejemplo de caso: Geração Biz (Generación ocupada), fundada en 1999 es un programa multisectorial de salud reproductiva para adolescentes en Mozambique. Implementado por los Ministerios de Salud, Educación, y Juventud y Deportes, con asistencia técnica de UNFPA y Pathfinder International, Geração Biz aborda las necesidades sexuales y reproductivas de los adolescentes tanto en la escuela como fuera de la escuela, prestando atención a la violencia contra las mujeres y las niñas. Esto se hace mediante servicios médicos amigables para la juventud, intervenciones en la escuela, alcance comunitario, educación de pares, y apoyo a los casos de VIH/SIDA. Primero se implementó con dos localidades piloto en las provincias de Maputo y Zambézia. Desde entonces, Geração Biz se ha extendido a 62 distritos en 10 de las 11 provincias del país, y 26 organizaciones locales participan en la implementación del programa. A solicitud de UNFPA, en el 2004 se llevó a cabo una evaluación externa de Geração Biz. La evaluación comprobó que Geração Biz había tenido un impacto importante en los conocimientos, actitudes y conductas. Dos resultados positivos observados fueron una mayor conciencia de la población y un aumento drástico de las denuncias de violencia contra mujeres y niñas, pero la evaluación demostró que los profesionales necesitaban incorporar más oportunidades de discusión sobre la violencia contra las mujeres y las niñas en el contexto de visitas a los servicios amigables para la juventud, aún si las usuarias no lo solicitaban.

Fuente: adaptado de: Hainsworth, G. y Zilhão, I., 2009. From Inception to Large Scale: The Geração Biz Programme in Mozambique. Ginebra: Organización Mundial de la Salud, Pathfinder International.

 

Recursos adicionales:

Family Health International Youth Net es un programa mundial que tiene el fin de mejorar las conductas de salud reproductiva y prevención del VIH/SIDA de jóvenes entre 10 y 24 años de edad. Family Health International publica materiales de capacitación que asisten a quienes formulan los programas y a quienes trabajan en atención sanitaria para satisfacer y comprender las necesidades específicas de la juventud. Los materiales están disponibles en inglés.

Coalition for Adolescent Girls está dedicada a crear un cambio duradero para las comunidades en el mundo en desarrollo impulsando la inversión en niñas adolescentes. La idea en la cual se basa esta iniciativa es que cuando las niñas reciben educación, están sanas y saben de finanzas, tendrán un papel importante en la erradicación de la pobreza que se ha perpetuado por generaciones. Por más información, visite la página web. 

Satisfacción de las necesidades de los clientes jóvenes: Una guía para prestar servicios de salud reproductiva a los adolescentes - Capítulo 7: 
Asesoramiento de víctimas de coacción o violencia sexual
(Family Care International, 2006). Esta guía es para profesionales de la salud. El capítulo resalta el problema del sexo forzado que viven muchas adolescentes y ofrece preguntas clave que los profesionales pueden hacer durante las sesiones de orientación para identificar a personas jóvenes que son sobrevivientes o están en riesgo de violencia. Disponible in inglés y español. 

Herramientas de salud sexual y reproductiva para adolescentes en contextos humanitarios. En conjunto con el Manual de Trabajo Inter-Agencial sobre salud reproductiva en contextos humanitarios (Fondo de las Naciones Unidas para la Población y Save the Children USA, 2009). Esta publicación ofrece herramientas fáciles de usar para evaluar el impacto de una crisis en la adolescencia, implementando un Paquete de Servicios Iniciales Mínimos y asegurando que las adolescentes puedan participar en el desarrollo e implementación de programas humanitarios. Otras herramientas están diseñadas específicamente para profesionales de salud para que sean más eficaces en la prestación y seguimiento de los servicios para adolescentes en las clínicas y las comunidades. Disponible en francés, inglés y espaňol.